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La comida es más bien normalita, sin sorprender. El ambiente es tipo “casero”. El personal es muy poco simpático. Hemos cogido el menú de 30€. Bastante justito en general.
La verdad que un grato descubrimiento las carnes en su punto y lo más importante suaves, pedimos tataki, Entrecot,solomillo, alcachofas como entrante y setas rebozadas con ajo todo muy agradable. De precio tampoco esta mal entre 3 personas 110 euros con agua, un vino y cafés.
Hemos llegado a la 13.15h, sin mucha gente todavía en el local, al rato se ha ido llenando hasta su totalidad, el ruido era aceptable y el servicio ha seguido siendo excelente, el ritmo de los platos también. La decoración del local acompañaba al tipo de gastronomía que ofrecen, así como el trato familiar y cercano de los camareros. En cuanto a la comida, mejorando de sobra la expectativa, esperabamos brasa tradicional y la verdad es que todo tenía un punto elaborado y sofisticado. Por último, para los amantes de la ensaladilla rusa y la ensalada de burrata, es obligado pedirlo ya que han sorprendido gratamente.