Visitamos As Cavas habiendo hecho una reserva para las 1:30, y desde el momento en que llegamos, notamos la eficiencia del establecimiento. A pesar de haber llegado un poco antes de la hora, nuestra mesa ya estaba preparada, lo cual es siempre un buen comienzo para una experiencia gastronómica. Optamos por una experiencia culinaria compartida, decidiendo probar varias opciones en el menú. Destacando entre los platos que seleccionamos, las zamburiñas se alzaron como el indiscutible favorito, ofreciendo un deleite para el paladar que fácilmente podría clasificarse como el mejor plato de la comida. La tortilla, las croquetas y el raxo, aunque sencillos en su preparación, no se quedaron atrás, ofreciendo sabores consistentes y una cantidad adecuada que satisfizo nuestro apetito. Lo que realmente nos sorprendió gratamente fue la velocidad con la que los platos llegaron desde la cocina a nuestra mesa. Esta eficiencia fue crucial, ya que teníamos el compromiso de abandonar el local antes de las tres. A pesar de contar solo con dos camareros y un local lleno de comensales, el servicio fue rápido y atento, evidenciando un equipo bien coordinado y comprometido con la satisfacción del cliente. En cuanto a la relación calidad-precio, As Cavas se destacó positivamente. Además de los platos principales, nos permitimos disfrutar de dos deliciosos postres y cafés, y la cuenta final fue sorprendentemente accesible, ascendiendo a poco más de 20 euros por persona. Este equilibrio entre calidad y precio refuerza la propuesta del establecimiento y hace que la experiencia gastronómica sea aún más gratificante. En resumen, As Cavas se revela como un local más que recomendable para aquellos que buscan una experiencia culinaria sencilla pero sabrosa. El ambiente de un auténtico mesón, con su característico mantel de papel, añade un toque especial a la visita. En definitiva, una elección acertada para aquellos que valoran la buena comida, un servicio eficiente y una relación calidad-precio equilibrada.