El menú los platos de degustación están muy buenos señalando el canalón. El arroz con bogavante estába bueno pero para mí le faltaba un poco de sabor, pero había muchísima cantidad. El problema de este restaurante es que el agua no está embotellada (y tiene muy mal sabor) y te cobran 3€ por botella y a nosotros nos dio dolor de barriga y posiblemente fue el agua. Espero que a la próxima esto no pase y me pongan botella embotellada, si no será para no volver, porque a nosotros nos gusta comer con agua. Y luego el menú infantil del niño pidió macarrones y el problema esque 15€ lo veo un poco exagerado y no es nada del otro mundo. Los postres también están muy buenos.
Y lo mejor del restaurante es el camarero que se llama Raúl, "solo está el fin de semana"un gran profesional del sector, y sin duda súper simpatico y amable.
Para llegar hay que subir por una carretera con algunas curvitas y adentrarte en un camino de tierra, luego llegas al restaurante que está formado por dos zonas ( o eso nos pareció) el restaurante queda en la segunda edificación, es pequeñito, bajas por unas escaleras y desde arriba se prácticamente todo el comedor. Al ser pequeñito el ruido y el ir y venir de gente es un poco molesto. Nos pusieron justo en la entrada y salida de este y claro, todo el rato era un ir y venir de personas.
Por el tema de la comida está muy bien, platos abundantes, buena presentación y calidad muy buena. Servido todo super rápido y sin mucha espera entre platos. Pedimos el menú paella y nos gustó muchísimo, como comento, apenas pudimos acabar los postres porque estábamos super llenos! Los postres riquísimos.
Quizas la unica pega para disfrutar de una comida así es el comedor, que esta todo muy comprimido. Por lo demás, totalmente recomendable para comer bien y salir satisfecho.
Un buen servicio y calidad de productos de proximidad y temporada.
Todo delicioso de 10.
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