Cafe De Lolita

Nos han dejado comer en sus mesas si consumíamos lógicamente. Hemos podido comer comida de los puestos ambulantes sentados y disfrutando gracias a su amabilidad. Seguramente saben mejor lo que cuesta ganar el dinero que en el hotel Pilar Plaza, de donde nos han echado no muy amablemente a pesar de que íbamos a consumir, 3 bebidas y 3 cafés. Mala organización del ayuntamiento por no dejar poner mesas a los puestos ambulantes y prepotencia del hotel. Gracias café Lolita pir hacer nuestra estancia más agradable. Nunca es bonito sentir que te rechazan ni a ti ni a tu dinero.

Por su ubicación, este bar es ideal para tomar algo, en cualquier momento del día, tanto para turistas que visitan la Plaza del Pilar como para zaragozanos que como yo, quieren disfrutar de un rayo de sol después de almorzar, tomando un café con hielo. La dueña Lolita es muy simpática y crea un ambiente agradable. Recomwndable.100%

Una terraza estupenda donde puedes disfrutar de un café, una buena copa de vino que por cierto son espectaculares, buenos bocadillos y se está muy bien, el ambiente es muy bueno, tienes sol y sombra, la atención es inmejorable y muy buen servicio. Es económico y de calidad. Además tienes una vista completa de la plaza del Pilar.

Bonito sitio para tus celebraciones familiares o con amigos. Puedes configurar la sala para estar sentado o de pie. Te preparan la comida o picoteo, pero lo mejor de todo, la amabilidad de Lola y todo su personal. Tiene todo lo necesario para organizar una buena fiesta o celebración. Muy recomendable!!!

Este restaurante es peculiar. Tiene una gran zona de jardín con césped y con mesas que invitan a descansar y a refrescarse. Por la parte de atrás sigue el jardín y se convierte en merendero con los típicos bancos de madera, árboles...Algo único y llamativo en la zona. El personal fue muy amable en todo momento. Íbamos con dos perros y sólo nos dieron facilidades. Nos ubicaron en una esquina del jardín para tener a los perros en la zona más amplia pero sin molestar a nadie. Por lo que tanto el lugar como la atención no pudieron ser mejores. La comida fue lo que nos descuadró un poco. Nos habían dicho que tenían parrilla y nos aconsejaron un menú con brasa que costaba 30€. Un menú de 30€ en un banco de madera con mantel de hule, servilletas de papel y agua del grifo no parece muy apropiado pero decidimos seguir la recomendación. El entrante gustó mucho, una trenza de hojaldre recién horneada con jamón y queso. La ensalada no corrió esa suerte, mezcla de lechugas con una montaña de aceitunas y encurtidos, anchoas y frutos rojos que estaban totalmente congelados. No casaban los productos y la combinación resultaba desordenada y demasiado potente de sabor, era grande y te cansabas de ella. La parrillada estuvo correcta en cuanto a cantidad y muy justa en cuanto a calidad. Nada destacable. El postre estaba bueno, otro hojaldre recién hecho con crema y frutitas por encima.El servicio fue rápido y atento en todo momento. La cuenta ascendió a más de 130€ y sentimos que habíamos pagado más que otra cosa el trozo de jardín en el que estábamos. Sí volveríamos y lo recomendaríamos pero quizá no para tomar ese menú. Quizá unas raciones y unas tapas habrían sido más acorde con el lugar y el trato tan familiar.