La Mejillonera

El sitio que más me ha gustado para tapear de la ciudad. El ambiente y el servicio no pueden ser mejores, junto al producto que también es muy económico. Destaco lo bien organizado que tienen el servicio y las mesas. Todas ellas con su carta y con los camareros atentos para que en 5 minutos hayas pedido, comido y pagado. Un "must" de Valladolid.

Hubo un tiempo que cada gran ciudad tenía su "mejillonera"; venido a menos el concepto, todavía quedan lugares con ese viejo sabor. Aquí tienes mejillones en sus variantes, auténticas bravas y crujientes chipirones fritos. Todo regado con una refrescante cerveza. Amplio local con barra, mesas de madera y servicio... ¡más ágil que uno de comida rápida!

Un clásico de Valladolid, muy típico y con mucho espacio en el local nuevo aunque también han vuelto al local anterior y ahora están en ambos ... El local de siempre está ubicado en la calle Pasión, ese local es más pequeño y el nuevo mucho más grande, está por detrás en la calle Héroes de Alcántara. En cuanto lo que sirven está todo muy rico aunque para mi gusto las patatas las sirven poco hechas o fritas aunque no duras, diría que excesivamente blandas... pareciera que las cuecen, no se ... Ya las últimas veces no las hemos pedido por eso. Los camareros son muy rápidos, a veces excesivamente (no dan ni tiempo a pensar qué pedir) y muy eficaces porque en cuanto te sirven en mesa, cobran.

Relación calidad-precio ajustada, tortazo en las bebidas. No te ponen un plato para que eches el alimento, se comparte en raciones y se lleva directamente a la boca. Tampoco ponen vaso con el agua individual (botella minúscula). Las raciones son abundantes. Para hacer las patatas bravas, echan picante encima de la mayonesa. El servicio de camareros es correcto, pero poco poco empático. En definitiva, sitio correcto en el centro de Valladolid, pero se nota mucho que intentan ahorrar costes en cosas muy sencillas.

Siempre es un placer volver a La Mejillonera. Recuerdos de niñez, juventud, familia y amigos. Los mejillones, superiores; las patatas, inigualables. Explicar a mi hijo el dicho “¡Al fondo hay sitio!”, típico del local, algo que ha quedado para la historia de Valladolid… una tarde fantástica. Buena comida y bebida. Tradición, pasión, cariño. Vayan y disfruten.