Cervecería La Picaeta

Siempre vamos a cenar o almorzar los amigos, se puede aparcar en el descampado de atrás, tiene terraza todo el año y la comida está buenísima, los almuerzos son variados y para cenar siempre pedimos tapas o bocatas, está muy bien de precio y los camareros ya nos conocen y son majisimos, es un bar de los de siempre con muy buenos precios

Que bueno que passamos el dia 1. Es la primera vez y la comida estava de maravilla, muy bien apresentada y saborosa. El bacallau estupendo, na medida certa de sal, y la salsa deliciosa, la entrada una ensalade burrata y una de salmon congambas estupenda. Una reclamation? Um poco exagerado la cantidad de las ensaladas, poderia ser menos. Conoscemos pela propaganda de boca a boca y venimos de Francia e digo que esta magnifico! Gracias Gabriel y Débora.

En resumen, cantidades grandes, calidad adecuada, buenos postres y buen precio. Volvería. Hemos ido 2 a comer el menú del sábado. Si bien el restaurante estaba vacío al llegar, estaba limpio, y la atención ha sido buena y rápida. Respecto a la comida, raciones abundantes y calidad decente, poco tiempo de espera. Hemos comido un arroz caldoso de pulpo que quizá estaba algo pasado de sal, pero ha contrastado con el pedazo chuleta de segundo, que estaba sosa. De postre un pan de calatrava que estaba delicioso y era claramente casero.

Bar restaurante de los de siempre. Fuimos a cenar de tapas, el local está muy con una amplia terraza, aunque está en una zona donde puede ser complicado aparcar, hay un descampado justo en frente donde se puede aparcar fácilmente. Los camareros fueron muy agradables y atentos, siempre disponibles y con un servicio rápido. La comida estuvo muy bien, sitio de tapas y bocadillos como los de toda la vida, a veces se echa en falta más locales así. La carta es bastante amplia y todo lo que probamos invita a volver y seguir probando más platos. Relación calidad precio muy buena. Volveremos sin duda.

Restaurante de menú diario, con el punto como sobresaliente. Los boquerones del aperitivo tenían el punto justo de vinagre, no predominaba por encima del propio boquerón. El arroz estaba al punto, como a mi me gusta, un grano con entidad propia sin llegar a estar duro, ni desde luego llegar a deshacerse. La carne de la costilla estaba tierna, sin llegar a desprenderse del hueso. La tarta Calatraba, dulce, ma non troppo... Una gozada de comida. Para volver una y otra vez ...