Restaurante El Campillo

Comida riquísima. Pedimos el menú degustación que venía con más de 7 entrantes a compartir en mesa, todos espectaculares, especialmente el pulpo al ajillo y las tostas de cecina. Luego hemos pedidos diferentes platos principales. El ragu de ciervo excepcional, con carne que se derrite en la boca. Servicio atentisimo y rápido. Volveremos seguro. Tiene parking, salón interno súper luminoso y un jardín con carpa muy amplio. Se necesita reservar con bastante antelación, está claro por qué!

Estupendo!!! Tienen variedad de platos con productos de la zona. La cecina y las alcachofas muy recomendables. El revuelto imprescindible. La carne además de jugosa, estaba en su punto. El pescado fresco y sabroso. Te recomiendan sacar los platos al centro y así poder compartir y probar de todo. El paraje es idílico, lo que ayuda a que la comida sea un poco más especial.

Tienen un menú muy completo con gran variedad de primeros y segundos a elegir. Además, te proponen colocar los platos en el centro de la mesa para poder probarlos todos. En nuestro caso pedimos como primeros las alcachofas con cecina y los puerros con jamón, ambos platos riquísimos. Para el segundo plato pedí el ragú de ciervo que estaba delicioso. En cuanto al postre, la tarta de la abuela, fue lo único que me gustó menos, creo que le sobraba un poco de galleta para que no fuera tan denso. El restaurante está muy bien decorado y con una maravillosa cristalera con vistas a las montañas de alrededor. El servicio es súper amable y atento. Muy recomendable!

Espectacular, todo, me cuesta hasta ordenar mis ideas para alabar las virtudes de este sitio. La primera mención va a ser para el dueño, quien nos atendió, una persona amabilísima y encantadora que en todo momento nos explico en detalle la composición de los platos así como anécdotas de su procedencia y elaboración. Empezó por un aquí el menú lo cantamos, yo os digo los primeros y los segundos y pedís lo que queráis el precio ronda entre los 25 y 30 euros por cabeza. El local, precioso; muy bien decorado y amenizado con una música suave tipo jazz o lounge versions, y la comida riquísima, mucha cantidad y a un precio más que asequible, tan contentos y sorprendidos quedamos que quisimos reservar tb para el día siguiente, lamentablemente estaba ya todo completo y no es de entrañar porque sitios como estos son auténticos tesoros de la gastronomía, son restaurantes de autor, genuinos y trabajados con mucho amor.