Restaurante Vidal Felipe Ii

Fuimos al restaurante de Ignacio en pleno domingo de ramos, a las dos de la tarde y además sin reserva, éramos dos. Ya imaginan el ambiente que había, no se cabía y todo reservado. Tanto Ignacio como Lola hicieron todo lo posible para ubicarnos en algún sitio. Es de agradecer que en esos días tan complicados y con tanto descontrol por la semana santa consiguieran hacernos un hueco. La comida riquísima, el tartar y el tataki espectaculares y la atención de 10 con lo complicado que era. Muchas gracias a Lola y a Ignacio Vidal por su dedicación. Volveremos seguro.

Un ya clásico del Porvenir, en la calle Felipe II, con un local decorado con antiguas columnas de ladrillo visto combinado con elementos más modernos que le da un aire muy actual. Las tapas y raciones son abundantes y generosas en el contenido, además de estar bien cocinadas y bien presentadas en el plato. Todo muy bueno. De postre pedimos tarta de limón con merengue, que estaba muy rica. Bar restaurante muy recomendable, y uno de los imperdibles del Porvenir.

Es un lugar tranquilo, prefiero dentro que no hay tráfico y es un ambiente agradable y no muy ruidoso. Nuestra silla daba a una puerta del servicio y nos molestaban al pasar, y eso que había más mesas para elegir. El servicio estaba un poco despistado, no sabían a qué mesa iba la comanda y se les olvidaban bebidas. Lo veo normal con mucho trabajo, pero eran muchos camareros para la cantidad de comensales. Por lo demás, la comida estaba bien. El solomillo estaba muy sabroso y con buena guarnición. Las bravas tenían mucha salsa, muy rica, pero poca patata en proporción. Las tortitas de camarón también buenas. Y el resto pasable, tengo mis dudas de si la croqueta era casera.

Visitando el Restaurante Ignacio Vidal Felipe II en Sevilla, decidí probar el tataki de atún y el salmón, acompañados de unas patatas de la casa y una cerveza. Los platos estaban bien presentados y eran bastante sabrosos, especialmente el tataki de atún que fue un acierto. La carta de vinos era amplia, pero opté por una cerveza que estuvo bien fría y refrescante. Sin embargo, el servicio tuvo sus altibajos; algunos miembros del personal eran amables, mientras que otros parecían estar en su propio mundo. El ambiente era agradable, aunque la decoración podría necesitar una renovada. Las opiniones online eran mixtas, y tras mi experiencia, puedo entender por qué.

Teníamos reservado para cenar en el salón,pero al final decidimos cenar en las mesas altas de la entrada. La carta no es muy amplia, pero tiene un poco de todo. La comida en general estuvo bien, muy bueno el queso y la carne, pero un poco floja la ensaladilla de langostinos, era patatas con mayonesa , no cambiamos ni a un langostino por cabeza y éramos 3. Los camareros muy atentos y serviciales. El local es amplio,tiene mesas altas en la entrada , salón y una pequeña terraza.