Oliveira Tapas-bar

Hemos ido a comer allí dos veces y la verdad repetiría. La atención muy amable en todo momento. Las esperas son medio - largas porque tienen mucha gente. La comida es muy elaborada y diferente. Destacaría la ensaladilla de mejillones en escabeche, la parmigiana de berenjena, y sobre todo, de los mejores platos que he probado en mi vida, el tiradito de atún! Los precios son normales, ni barato ni caro, pero la verdad las cantidades son muy escasas, ya que en los platos prima la elaboración y no la cantidad.

Fuimos a cenar en su acogedora terraza y estaba todo delicioso!!! La atención maravillosa, los platos salieron correctamente en orden y con poco tiempo entre que terminamos uno y trajeron el siguiente, ya que pedimos todo para compartir. Los baos de pulled pork muy sabrosos, el tiradito de atún extraordinario, el pato pekín muy rico. Los postres deliciosos y muy abundantes. Hasta el pan estaba de muerte! La única pega, que nos trajeron los cafés antes que el postre, pero se perdona porque el resto del servicio estuvo genial y son encantadores! Volveré sin duda 👌🏻

Hemos elegido este restaurante para celebrar nuestra preboda este pasado 14 de julio. Si hemos elegido este sitio es porque tiene un encanto especial, un servicio de 10 y una comida deliciosa. Nos dieron un servicio impecable para 90 personas. GRACIAS por vuestro esfuerzo y por haber convertido el momento en un recuerdo inolvidable tanto para nosotros como para nuestros invitados. No dudéis en acudir a comer a este restaurante o en celebrar aquí vuestro evento, es un acierto seguro!!

Local con mucho encanto y comida muy rica. Tanto las gyozas como las croquetas se pueden pedir mixtas. Los bao pulled pork muy ricos, igual que el tiradito de atún. La carrillera muy jugosa y rica. Recomiendo especialmente las gyozas. Para cenar dos personas, sin vino, cuatro platos y un postre para compartir, unos 30€ por persona. Pero depende lo que se pida. Los camareros muy agradables la verdad, lo cual también es de valorar. Estupendo para alguna ocasión salirse de lo habitual.

Al lado de un gran olivo se encuentra este restaurante de pequeñas dimensiones, enxebre y acogedor. Tienen una carta reducida con 6 entrantes, 13 principales, 2 burgers y 3 postres. Nos decantamos por unas croquetas y una ensalada de cecina para empezar (para mi gusto las croquetas de calamares mejor que las de boletus y trufa. La ensalada exquisita) y seguimos con un pato a la pekinesa y unas carrilleras con puré y yema (se desahucian con mucha facilidad y nos indicaron que lo mejor era mezclar todo antes de comerlo), para acabar escogimos la tarta de queso “Do Cebreiro” y el cremoso de café. Una delicia de platos del primero al último. Muy recomendable

A nuestra llegada a Santiago topamos con este restaurante, aunque ya era un poco tarde los camareros Yago y Xisco nos atendieron super bien, amables y atentos en todo momento a pesar de tener el local lleno. Todo lo que pedimos estaba espectacular, las croquetas de chipirones y la carrillera con pure de patatas y yemas, y para terminar la tarta de queso… exquisita. Un sitio para volver sin duda.