Casa Marcelo

Toda una experiencia gastronómica. Llegas, te saludan amablemente, y tras unas preguntas, te confeccionan un menú que deciden ellos, pero muy sorprendente. Excelente si te gusta el pescado crudo, en sashimi, ceviche y demás. Nos pusieron un cangrejo en tempura, para comer con los dedos, ya que estaba pescado mientras mudaba la piel, y era tierno. Todo material de primera y bien elaborado. Si eres amante de la intimidad, no lo recomiendo porque tanto en mesa, como en taburete alto, te sientas junto a desconocidos, pero merece la pena ver cómo elaboran su cocina abierta. El salmonete fantástico, el râble de conejo excelente al igual que el ceviche. La pera confitada al moscatel con chantilly, para chuparse los dedos. El precio a la altura de la calidad, con un postre y varios vinos sobre 100-115 euros por persona. Repetiré sin duda

A escasos metros de la Plaza del Obradoiro, encontramos Casa Marcelo, un local muy agradable y probablemente, diferente a lo que esperas de un estrella Michelin. Dispone de una gran mesa central, una barra lateral situada frente a la cocina, la cual a su vez está integrada en sala, a vista del comensal. En la parte trasera, una colorida terraza acristalada y una terraza exterior para finalizar la experiencia. Aquí no hay carta, aquí encontrarás un menú degustación que elaboran en función de la oferta de mercado, platos que fusionan distintas culturas gastronomicas, cocineros que interactúan con el cliente.... En nuestro caso, solo podemos decir que tanto el menú como la atención recibida, fueron excelentes. Evidentemente, respeto todas las opiniones, pero personalmente me siento más cómoda en un restaurante de alta gastronomía y cercano al comensal. Sin ninguna duda, totalmente recomendable!!!! Mención especial a Martín, gracias por "hacernos un hueco" ;). Recomendable: reservar.

Excelente restaurante con estrella michelín, la decoración y ambientación es encantadora y el servicio muy atento. La comida original y buenos sabores, quizás algo caro para el tamaño de los platos pero en la línea del concepto y popularidad. El servicio se olvido de varias peticiones y una de las codornices estaba cruda de más, sangraba. Algo que no me esperaría por el precio que pagas y la calidaddel establecimiento, y de ser así al menos no cobrarlo. De todas maneras no fue suficiente para eclipsar el resto de la comida.

Dicen q las segundas no son buenas y este es el caso. Excelente comida pero, no tuvo el encanto de experiencia de la primera vez. El chef de noche no nos dejó elegir la comida, tan solo nos preguntó si nos gusta el picante, le indicamos que si y en ningún plato nos trajo nada picante. No entiendo porque nosotros no podemos elegir la comida q q queremos que nos sirvan y además no vimos los precios , inaceptable en un restaurante estrella Michelin.

Si estás en este litúrgico confín de la tierra no te lo pierdas pero reserva con suficiente antelación. Es original, ameno, con diferentes ambientes, y espacios muy logrados, y un estupendo y profesional personal. Cocina abierta, de proximidad y mercado exquisitamente elaborada. La mejor cocina, la que estamos deseando que vuelva a los fogones, cocina sin apellidos: Casa Marcelo. La mesa corrida recuerda, inevitablemente, a "la última cena" de la "Viridiana" de Buñuel; como decía Mark Twain (guiño a Martín): "el paraíso lo prefiero el clima, el infierno por la compañía".