Sitio recomendable para ir a cenar por Santander. Buen ambiente. Suele haber una persona en directo tocando el piano. Hay que ir o muy pronto o tarde para evitar cola. Comida rica y atención rápida!
Fuimos a cenar y salimos encantados. La comida está muy buena aunque son raciones muy grandes, además hay una pianista amenizando la cena. Los camareros amables, pero no daban a basto, quizás falta personal. Cada vez que pedíamos bebida había que esperar. El precio muy competitivo para la calidad y cantidad. Nos gustó mucho.
Muy típico. Si te gusta salir a comer unas raciones está antigua bodega convertida en restaurante es estupenda. Mantiene el encanto de siempre con su mítica pianista. Las raciones son bastante grandes y baratas. La verdad es que todo está bueno. El ambiente es muy diferente y agradable. El personal muy atento.
Miguel Ángel Díaz Martín
+5
Gran sitio para cenar! Sitio muy castizo, camareros super majos, comida rica y abundante y amenizaba la velada una muchacha al piano que tocaba clasicazos. Hasta ha tocado la canción de Campeones! Para repetir sin duda.
Pedro Fernando Salazar Sosa
+5
Trato correcto, local peculiar y bonito, muy concurrido, croquetas ricas, empanadillas y para mi gusto lo mejor los pimientos con anchoas.
Un sitio diferente, estilo bodega, con platos específicos, fritos, quesos, pimientos.... riquísimos. Aunq la atención al público no es lo más atenta, el ambiente es bueno y sales satisfecho 😍 lo recomiendo ! ( piano de fondo, en directo )
Un clásico de toda la vida en Santander.
Siempre es buena opción si buscas un picoteo rápido a buen precio, amenizado con pianista en directo.
No reservan mesas así que, si vas en fin de semana, te tocará esperar un rato hasta que te asignen un sitio. Pero merece la pena sin duda.
Marcos Carreró Herrera
+4
Un clásico en Santander, con pianista incluido. Uno de los pocos sitios, donde haciendo un poco de cola (va bastante rápido porque el local es grande y continuamente hay una mesa que se levanta), puedes cenar una noche de verano. El sitio está especializado en los fritos, pero hay que decir que son 100% caseros. El resto de la carta también está muy bien pero suelen ser cosas menos elaboradas (embutidos, quesos, conservas, patés, algún producto de temporada como tomates o pimientos). Es un lugar para comer de raciones de buen producto a buen precio.
Hay que destacar que tienen caracoles a la montañesa, que pocos sitios los tienen todo el año
La degustación de los productos típicos de la zona superó con mucho nuestras expectativas, aconsejados por los camareros probamos diferentes elaboraciones, todas ellas riquísimas.Rapidos y atentos en el servicio.
La música del piano en directo, le proporciona además un atractivo especial a un local ya de por sí, interesante para visitar por su historia, respeto a la distribución y edificación original. Nos encantó!
Siempre que estamos en Santander venimos. Los pimientos con morcilla, las empanadillas… todo muy bueno. Hay musica en directo. El local es autentico! Ou
Manuel Tomás Rozalén Carmona
+5
Local muy típico, antigua bodega que mantiene el encanto. Buenas raciones, que se pueden pedir por medias, muy recomendable el queso picón.
Buena atención. Además nos han amenizado la cena con una pianista en directo.
Antigua bodega convertida en un restaurante-bodega-taberna
El lugar está muy bien conservado y es digno de visitar sólo por el local
Normalmente, las veces que he ido siempre hay alguien tocando el piano en directo, se respira un ambiente buenísimo.
La carta es concisa, de comida casera, de buena calidad, gran sabor y buen precio. Embutidos, quesos, patés, fritos...todo buenísimo y las raciones son copiosas. Sólo raciones, no hay postres. Gran carta de vinos
El servicio es muy eficaz, camareros expertos, rápidos sirviendo (siempre hay mucha gente y normalmente hay cola, pero va muy rapida)
Siempre han sido muy amables
Volveré pronto
Lugar mitico de Santander. Si quieres picotear algo por juen precio y en un sitio con encanto este es el sitio. No admite reservas, asi que si quieres ir a cenar aconsejo ir sobre las 8:30 sino tocara hacer cola. Imprescindible el surtifo de fritos
Antigua bodega con encanto reconvertida en restaurante que conserva su imagen de bodega tradiciones, raciones abundantes, si te gusta el frito y la besamel es una visita indispensable.
Cenas amenizadas por música de piano en directo, no tiene postres y no sirven cafés.
Nunca falla. Las croquetas, la morcilla con pimientos y la tabla de quesos todo buenísimo. Si se quiere probar un poco de todo, lo mejor es pedir una tabla de fritos variados.
Un lugar impresionante en Santander. Ojo con la ventersca con pimientos. Una delicia y con media ración es suficiente.
Siempre ha sido mi sitio favorito de Santander. Una bodega típica, con solera, buena comida y buen ambiente. No sé ya las veces que habré ido, es una parada fundamental cada vez que paso por Santander.
La tabla de quesos, las croquetas y la cecina son platos que no te puedes perder. Riquísimos. Aunque tengo que decir que la última vez que he ido me ha parecido que han reducido el tamaño y la cantidad de los platos, lo cual me ha decepcionado un poco. Las croquetas antes eran mucho más grandes y eran especiales por eso.
También he echado de menos la última vez el hombre que siempre ha estado tocado el piano de fondo, pero puede que coincidiera que justo ese día no estaba.
De todas formas, es un sitio único que merece la pena visitar y disfrutar. Además, el servicio siempre es muy profesional y rápido.
Uno de los establecimientos más populares de la ciudad de Santander. Siempre está lleno pero ayer llegamos y encontramos mesa sin problema. Nos atendieron al momento. Ni recuerdo la última vez que había estado. Pedimos los clásicos, fritos, embutido y tabla de quesos. Para beber una feasca de vino de la casa y casera. Todo muy bueno, no se falla en este lugar. Destaco los fritos, se deben probar todos. No esperaré unas décadas para volver.
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