Un lugar muy pintoresco para comer si te encuentras por estos lares, comimos un cocido de garbanzos y un plato de carne guisado con patatas y verduras, y de beber medio litro de vino de la casa.
No es un restaurante con pretensiones sino un bar atendido por dos hermanas que te ponen lo que tienen para comer.
Si tienes hambre todo está bueno :)
Después de hacer el sendero por el Barranco de Chamorga hasta el roque Bermejo, llegas al pueblo de Chamorga y te aperece beber y comer algo caliente en el restaurante Casa Álvaro. El servicio del restaurante fue rápido y la comida muy buena, nos pedimos una carne con papas exquisita.
Excelente bar, después de una buena caminata, os brindará la señora que rejenta, su hospitalidad. También si subís en coche, pueblo pequeño de 19 habitantes. Último pueblo de la carretera y termina en el bar.
Ir y consumir!!! Carretera digna de ver por sus vistas y paisajes
Esta situado en uno de los sitios más bonitos de la Isla. Lugar de tradición, antiguo, venerado, familiar. Es el destino de muchos aficionados a la bicicleta, al senderísmo, y otros deportes de aventura en la naturaleza. La cocina tradicional canaria es excelente. Tienen un buen vino de la tierra. De precios muy acequibles, buen trato, y gran ambiente. Se puede disfrutar de la amplia terraza del exterior con magnificas vistas.
Carmelo correa sanchez
+5
Imprescindible al pasar por Chamorga el pararse en "Casa Alvaro", hoy atendido por Juana. Buena atención, un quesito blanco genial, más las eternas garbanzas y papas con carne. Las garbanzas no las he comido igual de buenas en muchos lugares.
Marcos Rodriguez Hernandez
+5
Las mejores garbanzas que he probado, menudo espectáculo de plato. Más que recomendable solo por probar tremenda delicia. Ambiente familiar y como en casa.
Comimos una carne fiesta que estaba muy buena y un pulpo que está muy bueno.
Comida casera, rica y barata. Ideal para terminar la jornada de senderismo. La atención podría ser mucho mejor. El vino tinto de la casa me ha gustado mucho. Una pena que no vendieran botellas para llevar.
El local está compuesto por un comedor para veinte o treinta personas, una gran barra donde se puede ver el garrafón de vino y los rosquetes caseros y una puerta hacia la cocina. Además en el exterior tres o cuatro mesas para disfrutar del aire limpio de la zona. Los caminantes, en su mayoría extranjeros, recuperan fuerzas con una buena comidita casera que la propia Juana cocina, como la carne de cabra, el puchero, la carne con papas, la fabada o las garbanzas, para finalizar un rosquete y un barraquito.
Buenas garbanzas a buen precio, después de la ruta se agradece.
Llegamos sobre las 4 de la tarde y aún servían de comer (les quedaba garbanza, carne con papas y queso fresco).
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