Bona Espina

Sitio agradable en el centro de San Francisco, con una terraza bien decorada. Hay una variedad exquisita de platos, sobretodo de entrantes. Para mi gusto, faltó variedad en los principales y un poco elevados los precios por lo que se ofrecia en carnes. Todo estaba buenísimo, los entrantes brutales y los postres sorprendientes. El vino muy bueno y te ofrecen un par de ellos para poder hacer copas en vez de comprar la botella entera.

Lugar que invita a entrar es muy bonito, camareros agradables y atentos pero si te ofrecen pescado del día, pregunta todo antes de que te lo sirvan ya que te ocultan tanto la cantidad, la elaboración y el precio. Por lo que en la cuenta tienes dos regalos inesperados, el precio de 51€ por una Lubina simple sin guarnición y tapada toda ella con hojas de hierbabuena sin sentido y el otro regalo es el cobro de servicio y pan. Una lastima la verdad ya que vamos mucho a la isla y recomendamos a los amigos donde ir a cenar normalmente igual que nos recomiendan a nosotros, por lo que este bonito restaurante ya ha perdido dos clientes y los futuros que podrían ir.