Restaurante El Laurel

Comida de domingo con amigos. Menú de 22,50, más que correcto. Magnifica atención por parte de todo el personal. Comedor en la terraza cubierta, muy bullicioso por la presencia de grupos grandes. No puedo destacar nada de lo que comimos, incluido los postres, pero decir que salimos satisfechos en cuanto a calidad, cantidad, atención, y precio pagado; es difícil encontrar un domingo sitios así. Volveremos a probar su menú especial, 35 euros, sólo por encargo nos dijeron, seguro que está muy bien también.

Fuimos a celebrar un xumpleaños por las buenas reseñas y la verdad que muy justificadas Tienen un menu de domingo por 23,50€ con 4 primeros y 4 segundos, de comida casera y de cantidad muy aceptable Todo esta riquísimo, si tengo que quedarme xon algo los judione y el entrecot De aperitivo te sirven totalmente gratis la brandad y esta exquisita Ttiene varios salones super grandes, por lo habiendo mucha gente se siento muy comodo El servicio excelente y muy profesional

Hicimos una visita para comer un sábado y en líneas generales me ha gustado. Por qué? 1) Instalaciones amplias. 2) Camareros atentos y muy profesionales. 3) Calidad de la comida. Bastante buena. 4) Tienen platos adecuados para niños. El precio del menú del fin de semana creo que nos costó unos 23 €. Relación Calidad / Precio: 8.

Después de llevar 40 años pasando por la puerta, me arrepiento de no haber entrado nunca. No hay carta, sólo menú del día, el del fin de semana 22€, pero no tiene nada que envidiar a cualquier otro restaurante que sí tenga carta. Para acompañar a la primera bebida mientras esperas que te tomen nota (fuera de precio de menú, obviamente) te sirven una brandada de bacalao espectacular, cortesía de la casa. Los platos del menú, a cual mejor. Se hace complicado decidirse. Cabe destacar la ensalada de queso de cabra, exquisita, el tumbet mallorquín, que nos ha encantado, y el entrecot de ternera que estaba tierno y en su punto perfecto. Y para finalizar, una gran variedad de postres que hacen difícil elegir uno. La presentación de los platos impecable, casi tanto como la atención del personal. Desde un primer momento nos han atendido con gran amabilidad y simpatía y, a pesar de que había bastante gente, no nos hemos sentido olvidados en ningún momento. El servicio ha sido rápido y muy agradable. Los salones son bastante amplios y, aunque estaba lleno y que ya no hay restricciones frente al Covid, en ningún momento nos hemos sentido agobiados. Había bastante espacio entre mesas y las conversaciones del resto no tapaban la nuestra. Una experiencia que deja muy buen sabor de boca (en todos los sentidos) y que repetiremos en otras ocasiones sin duda.