Panadería Errotaundi

Pan exquisito, cómo hacía tiempo que no tomaba. Corteza muy crujiente y miga sin acidez, como muchas que se anuncian a bombo y platillo con masa madre. También las rosquillas estaban ricas y la palmera de hojaldre. Fuimos a desayunar en el bar de al lado y nos dijeron que no tienen nada que ver con la panadería. Por las fotos parece que antes no era así. No os dejéis engañar por la cercanía. El bar de al lado es carísimo y su calidad no tiene nada que ver con los productos de la panadería.

No he ido mucho porque no soy muy panero, pero he acabado contento con todas mis visitas. La venta de pan tiene un amplio surtido, aunque no parece que sean siempre los mismos y algunos de ellos hace falta encargarlos. También tiene algún aperitivo (bollería, repostería salada) que está rico. La calidad, sobre todo de los panes, es muy alta: tienen sabores complejos, se comportan como tiene que hacerlo una barra de pan... Por supuesto, esto hay que pagarlo y es en la sección de panadería donde se nota más el salto de precio respecto a otros locales. También tiene una pequeña cafetería que es correcta, aunque las meses están un poco demasiado próximas unas de otras (igual tenía que haber aprovechado para sentarme con esos turistas y proponerles sitios para visitar, una vez he oído toda la conversación...). Tiene alguna cosa en barra para comer que no es nada del otro mundo pero luego una carta bastante amplia de aperitivos y bocadillos que preparan en el momento. Desde mi punto de vista, lo que hace que esta cafetería destaque es su chocolate con tostones, que no es algo que se vea en todos los sitios. Definitivamente merece la pena acercarse si el hambre arrecia a la hora de la merienda.