Un hotel rural que, en relación calidad-precio, es inmejorable. Lo primero es que tienen accesibilidad para sillas de ruedas cuando subes a las habitaciones.
Las instalaciones del hotel son muy buenas, con un buen comedor, patio trasero, terraza, etc.
También pueden entrar mascotas.
Su ubicación, también, excelente: a las afueras de Rascafría, sin tener ruido de la actividad en el pueblo, pero sin estar lejos de él. Además, está justo en el camino al Monasterio de Santa María de el Paular y las Presillas.
La habitación, aunque pequeña, era más que suficiente para lo que servía, y no hay ninguna queja. Podías moverte libremente habiendo tres camas, lo cual lo dice todo.
El personal, además, increíblemente agradable y dispuesto a ayudar.
Estancia totalmente recomendada si, como nosotros, queréis pasar un par de días haciendo rutas por la sierra de Madrid.
Hemos comido el menu del dia de 14€ y bastante normal, comida casera y buena atencion. El restaurante es grande y limpio Esta ubicado entre el Monasterio del Paular y Rascafria es de facil acceso, y se puede aparcar bien.
Comí con mi familia en el restaurante, me sorprendió el trato de el personal, amable y atentos, por otra parte la comida casera y los postres increíbles , segúro que vuelva a visitar sin duda alguna
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