La Roca

Vinimos a cenar 7 personas por recomendación. Comida casera de calidad envuelta en un trato excepcional por parte del personal, sin ninguna duda te hacen sentir como en casa. Da gusto que te atiendan así, y que te pongan la turia de grifo en copa de cerveza tan fresquita. Lo que menos me gustó fue la ensaladilla, buenas las croquetas, las patatas bravas muy ricas, al igual que el canelón y el tartar de atún, para ponerle el broche de oro con un t bone (muy bueno el punto y el sabor). De postres pedimos tarta de queso, de chocolate, polvito uruguayo (todos muy ricos). De precio son unos 35-40/persona, nosotros pagamos algo (44/cabeza) mas con varias bebidas, varios postres y una copa al final. Muy recomendable, enhorabuena

Muy sorprendidos por la calidad de muchos de sus platos, no lo esperábamos. Nos encantó y viendo otros comentarios no entendemos porque se critica que muchos son mini platos y que escasísimas las raciones, porque en nuestro caso las cantidades eran más de lo esperado e en calidad/precio le pondría un notable alto, acabamos muy satisfechos. La carta se divide en dos partes diferenciadas, las tapas (clásicas, frías y calientes) y luego los platos o raciones. También suelen tener fuera de carta algún plato. Las tapas para nuestra sorpresa tienen un tamaño en muchos casos bastante grande. Las bravas o la mini tortilla por ejemplo parecen más una ración que una tapa. De lo que pedimos destacaría las bravas, el bao de cochinita pibil y la careta en tempura. Y luego de los platos tipo ración sin duda la fideuá, por cantidad y por calidad, riquísima. Las cocochas estaba también riquísimas pero como digo la fideuá está a otro nivel. Destacaría luego la torrija en los postres y el detalle de hielos de café si pides café con hielo. El servicio no solo amable sino aconsejando muy bien, como por ejemplo respecto a cuando llevar mejor el vino en un momento del servicio viendo nuestros platos. Y como he dicho antes, viendo otros muchos sitios en Madrid, y después de estos últimos años de inflación pues el precio está relativamente contenido y acorde a la cantidad y calidad de los platos.

La atención fue buena. En cuanto a la comida, muy buen producto y bien elaborado. Las cantidades nos parecieron escuetas. Cogimos carpaccio, tartar, baos, zamburiñas, bombones de wagyu y foie, y postre. Lo mejor fueron los bombones de wagyu y el bao. Lo más decepcionante fue el postre, un trozo de tarta de queso minúscula con una bola de helado y un postre árabe algo más razonable con otra bola de helado. Daba la sensación de que el helado estaba un poco relleno porque se quedaba el plato pobre.