La Culpa De La Gula

Hoy hemos tenido la suerte de comer en este increíble lugar, nos atendió Ana estupendamente, nos pusieron una tapita de calabacin con patata que estaba riquísima, pedimos las patatas bravas, el wantun y los calamares, las patatas bravas riquísimas, con una salsa picante súper suave y sabrosa, el wantun son 5 unidades, un sabor intensisimo, súper cuidado, nos habríamos comido 50 unidades jaja, los calamares bien hechos, con una salsa increíble de tinta negra, de postre pedimos las cañitas de praline, será lo peor, correctas, el helado de maracuya riquísimo, un verdadero 10, estamos deseando repetir.

Teníamos muchas ganas de probar este restaurante y nos ha encantado. Hemos compartido unos sabrosos calamares fritos con alioli de lima y tinta y mayonesa de Chipotle, patatas bravas muy ricas (aunque nada picantes😥) y zamburiñas a la plancha con algas crujientes y gelatina de albariño, una mezcla DELICIOSA, con ese toque fresquito y salado. De postre coulant de queso manchego, compota de manzana y chocolate y un café. Y la camarera, súper amable. Planeamos regresar para seguir probando.

He ido a cenar con una persona con movilidad reducida. Un trato excelente desde el minuto 1. Un ambiente muy acogedor. Mesas altas y bajas. La carta se modifica cada mes y eso es un plus muy bueno para querer volver y probar cositas nuevas. Carta de vinos variada. Los platos bien de cantidad y ricos en sabor. Las croquetas, los tacos, los wantung muy ricos. Nos quedamos con ganas de postre pero nuestro estomago ya nos decia basta de comer. Precio calidad muy equilibrado. Destacar la atencion y la amabilidad del personal de sala. Volveremos sin dudarlo

Pequeño local con comedor reducido pero agradable. Carta con platos variados, además van rotando para ofrecer más variabilidad. A destacar: - Originalidad de la carta - Sabores especiales - Personal - Emplatado - Calidad/Precio muy adecuada A mejorar: - Espacio entre comensales algo reducido (al menos para 6 personas) - Postres poco potenciados

De buena casualidad caimos en este sitio ubicado en una de las muchas callejuelas de Pontevedra. Ambiente muy agradable y calmado. Posee un comedor, terraza y un par de mesitas al lado de la barra donde también se puede comer. La comida realmente innovadora y exquisita, teniendo siempre el producto local presente pero con una puesta en escena “foránea”... una fusión en toda regla. Servicio y atención excelente. Tienen ademas buenos vinos para acompañar a la comida o simplemente para su degustación. Buena relación calidad-precio.