Es Pontet

Bar entrañable donde quedar. Con mucha historia. Centro reunión de la zona. Antaño era bar, peluquería y colmado. Hoy reconvertido en restaurante. Dividido en varías zonas. La comida es buena. El servicio es agradable. Precios entre moderados y algo elevados. Aparcar es algo difícil por el reducido espacio y más teniendo en cuenta que enfrente hay otro local.

Sitio de cocina mallorquina. Fuimos un grupo de amigos expresamente a comer “Porcella amb anfós” (lechona con mero en su interior) y por eso el precio fue bastante elevado. Estaba muy bueno tanto la lechona que se deshacía, y con la piel crujiente, como el mero que estaba bien hecho y al emplatarlo prácticamente sin ninguna espina. No se mezclan los sabores y el caldito que queda en la bandeja muy rico. Viene acompañado de unas patatas con verduras al horno. Se debe encargar previamente y sale por 690€ (comimos 12 y comí dos platos). La porcella no es mi fuerte pero he de decir que estaba muy buena. El frito mallorquín muy bueno y los postres caseros. Yo probé la “tarta de la abuela”, capas de natillas y galleta con chocolate encima. Muy amables y buen servicio.

Comida familiar, pedimos calamar frito (ración escueta pero muy fresco) y paella ciega, con potente sabor y generosa cantidad, de hecho sobró una ración la cual nos pusieron en un táper para llevar muy amablemente. De postre la típica tarta de la abuela, muy jugosa y Gató con granizado de almendra, muy recomendable. El servicio estupendo, eso sí, reserva para garantizar tu mesa.

El personal es muy simpático y amable. Fuimos a comer bogavante con huevos y patatas y los camareros nos aconsejaron no pedir entrantes porque eran mucha comida. Eso se agradece en un restaurante que no piensa solo en el dinero y más que la gente salga satisfecha La comida estaba buena. Pero no deliciosa, el bogavante un poco secos y los huevos miy hechos para mi gusta (la llena estaba dura). Puede ser que por pedir dos bandejas para 8 personas se hiciera mas de la cuenta. El precio no es barato pero por lo que comes vale la pena.