Bar Bosch

Perfecto bar donde parar a comer o a picar algo. Aunque la terraza estaba llena, nos atendieron y sirvieron rápido, y para la prisa que teníamos se agradece. La comida estaba muy buena y recién hecha. El personal fue amable y eficiente, como propuesta de mejora considero que se pueden corregir los fallos de los empleados de mejores formas, en privado y no cara a los clientes.

Waren vor 25 Jahren in der Bar Bosch und jetzt bei unserem Besuch in Palma wiederentdeckt. Hat sich von einer kleinen Espresso Bar zu einem Tapaslokal mit Café vergrößert. Typisch spanisch, laut und quirliger Barbetrieb, wir mögen es. Gut gekühlten Wein getrunken, Patatas bravas und Tortilla gegessen, sehr lecker. Flotte und freundliche Bedienung sprach sehr gut deutsch. (Traducido por Google) Fui al Bar Bosch hace 25 años y lo redescubrí durante nuestra visita a Palma. Se ha ampliado de un pequeño bar de espresso a un restaurante de tapas con cafetería. Negocio de bar típicamente español, ruidoso y animado, nos gusta. Bebí un poco de vino bien frío, comí patatas bravas y tortilla, muy ricas. El servicio rápido y amable hablaba muy bien alemán.

El Bar Bosch, punto de tertulias y encuentros de la Ciudad de Palma, desde el lejano año de 1936. Sus cortados son excelentes, a un precio algo superior a los de otras cafeterías. A mediados de la primera década del presente siglo fue reformado, manteniendo en todo momento la esencia y características originales. Se ha convertido, con muy buen criterio en el primer local de restauración libre de humo en sus terrazas. Un ambiente agradable, tanto en su interior, como exterior, un punto de referencia en la vida social de la Ciudad.

Muy buen sitio en un buen sitio de Palma. Comida fantástica, nos pedimos, un salmón con aguacates, que estaba delicioso, unos calamares, un gran tubo de cerveza, cocacola, y una clara. El servicio me pareció muy adecuado, los precios, referentes a otros lugares de esta misma zona, no eran abusivos. Gracias por vuestros servicios.

Decidimos ir allí ya que teníamos buenas recomendaciones y se trata de un lugar emblemático en Palma (y además, bien situado). Nos decantamos por compartir una ración de huevos rotos con queso parmesano, otra de huevos rotos con sobrasada, una cazuelita de frito mallorquín, una de calamares pica-pica, dos tumbar y un par de llangostas. Todo ello lo acompañamos con un par de botellas de Verdejo. Todo estaba rico aunque la ración de frito y la de calamares (picaba mucho) eran ridículamente pequeñas. Respecto a los precios, nos parecieron un poco elevados, pero me imagino que es debido a la zona turística en la que se encuentra el establecimiento. Eso sí, todos los camareros que nos atendieron fueron super agradables, en especial, una mujer rubia super simpática.