La comida estaba muy rica, casera y barata. Llegamos en plena hora punta sin reserva, en seguida nos dieron mesa. Tuvimos que esperar bastante por la comida pero lo compensaron con mucha simpatía y amabilidad. Íbamos con un perro al que trataron con mucho cariño, tienen incluso agua para ellos en la terraza.
La espera valió la pena. Gracias por la excelente atención.
Comida auténtica y casera. El trato inmejorable, para repetir cada vez que volvamos.
Muy rico todo .. el trato genial .. gente muy amable ..
Un trato muy amable. Bonita decoración y muy limpio. La comida casera y rica!
Paula Fernández Méndez
+5
Excelente comida casera y precio super barato para la calidad que ofrecen.
Nuevo restaurante de toda confianza por los productos de calidad que se nota que utilizan y las buenas y sabrosas elaboraciones.
Platos correctamente presentados, sin alardes, con la naturalidad y el buen trato tan de agradecer.
Por destacar, los guisos en su punto, las albondigas de bonito, los bocartes de siempre bien ricos y una crema de limón sencilla y refrescante de postre.
Con este buen nivel es normal repetir.
Riquísimo desayuno acompañado de un buen pincho de tortilla de patatatrato excelente
Tienen pocos platos. Probamos pimientos con anchoas. Buenos pero esperaba más por el precio. Chipirones encebollados, pan y arroz con leche muy ricos. Ribera de la casa bastante bueno. Trajo las copas servidas. Tienen que cuidar detalles de servicio y mejorar el aspecto e iluminación de la terraza. Es poco sugerente al igual que la escueta carta. Cocinado muy bien. Ofrecen platos según mercado. Es cuestión de ir probando.
MANUEL SALMERON BARRAJON
+5
Muy buena experiencia culinaria con producto de la tierra con un trato excelente, hay que tratar para apreciar lo que esconden tras esa tímida fachada que no grita pero sin duda embruja al sentarse.
Chicas... enhorabuena...!!! Volveremos
Comida casera estupenda. Un poco lento el servicio pero merece la pena esperar. Hemos llegado sin reservar y enseguida nos han sentado. Recomendable
La caldereta, zamburiñas y los bocartes que pedimos, buenísimos. Pero los postres…. espectaculares, sobre todo el flan de crema cántabra de orujo!
En ocasiones la vida te sorprende y te hace sonreír durante horas.
Paramos por casualidad en este pequeño pero cuco restaurante donde solo puedo calificar las raciones que pedimos y sobre todo el marmitaco como delicatessen.
El arroz con leche y la tarta de queso fuel la culminación a una de las mejores comidas de este verano.
Ademad, Mirian la dueña, es la personificación de la amabilidad.
Seguro que volveremos cada vez que estemos por la zona.
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