Jose Manuel Galdo
Fuimos a cenar seis personas, en familia. Nos atendió una encantadora italiana (Clarisa, de la Toscana, para más señas), enamorada de Galicia. Y nosotros salimos enamorados de ella
Chipirones a la plancha sobre cama de espinacas, Quiche, Secreto ibérico y Flamenquín, para comer. A Clarisa le parecía poco, pero a las once de la noche, a partir de cierta edad, no se puede comer más. Había que dejar sitio para el postre, brownie y tarta de manzana.
Y para terminar un chupito de vino dulce de la zona.
La cuenta no llegó a 21€ por persona.
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