Tasca Láska

Buenísimo todo! Probamos este restaurante la semana pasada y decidimos cenar con unas tapas. Todo tenía muy buena pinta y nos costó decidirnos. Pedimos la croquetas de rabo de toro (excelentes), la mini hamburguesa, y la pastela de pollo (muy rico) el crujiente de chivo con salsa de ajo y menta (nos gustó menos porque no tenía mucho sabor). Volveremos seguro para probar más platos. El trato fue muy bueno.

Después de mucho verlo decidimos probarlo. Nos decantamos por tapear. Para empezar pedimos la ensaladilla rusa y la fideua negra con fideos tostados. La ensaladilla ni fu ni fa, demasiada mayonesa (si ya de por si lleva no creo necesario cubrirla con otra capa tan gruesa como la propia ensaladilla); la fideua la verdad que no estaba nada mal aunque al final quizá se hacía un poco cansino el sabor (pero eso ya es cuestión de gustos). Para continuar nos decantamos por la patata brava rellena de kefta de ternera y el Ban Bao con carrillada. Muy curiosa la patata y muy rico el relleno, tal vez mejoraría la salsa brava pues no tenía ningún matiz picante que hubiera resaltado aún más el sabor. El Ban Bao espectacular, la carne tierna y el toque de cebolla encurtida aportaba ese punto de acidez fresca que te incita a seguir comiendo. Pata terminar pedimos el Brioche de presa con sitake y mayonesa de trufa y la anchoa sobre Brioche de pimiento asado. El Brioche de presa muy bueno y la salsa quizá demasiado abundante ( me plantearía no poner tanta pues humedece mucho el Brioche y le resta sabor). El Brioche de anchoa para pedir una docena, tremendo y muy equilibrado los sabores. Cerramos la noche con algo que en su día fue un mil hojas de nata, pero con el tiempo en la nevera se transformó en un bloque compacto (el.hojaldre y la humedad no son buenos amigos) donde la nata parecía más metengue que nata de lo compacta que estaba. El servicio de 10 y como consejo confeccionaria una pequeña carta de vinos pues ayudaría al cliente a decantarse por pedirse una botella en lugar de varias cañas. Un lugar con algunos matices que mejorar pero al cual volvería para seguir provando su cocina.

Su puntuación lo dice todo. Un lugar agradable, con comida y servicio de calidad. Atención al cliente: muy simpáticos, con buenas recomendaciones y buena presencia. Pendientes a los detalles, cubiertos, servilletas, etc. Comida: probamos varias tapas y todas muy ricas. La presentación de cada una muy cuidada y sabores originales como el de las patatas bravas. Los precios son normales y correctos para a calidad que tienen. Acompañado todo de un pan con un toque dulce que queda delicioso con las gambas al pilpil. Ubicación: Se encuentra literalmente al lado de la estación de tren de Málaga centro, por lo que en transporte público se llega sin problema. Para aparcar puede que sea un sitio complicado aunque menos que en pleno centro. Además, tan solo se encuentra a 10 minutos caminando de la calle Larios. Ambiente y decoración: a pesar de que pasan coches constantemente al lado, está bien dividido. Poco ruido y tranquilidad. La decoración del interior es muy bonita y limpia. Con baños unisex (acceso por escaleras). Nos hemos quedado con ganas de probar más platos, por lo que volveremos pronto!

Vinimos a Málaga de viaje y comimos en este sitio por casualidad. Teníamos un evento y el local cerca y nos gustó mucho ya de primeras por fuera. Vimos que tenía buenas opiniones y la comida que anunciaba tenía también muy buena pinta! Pues todo un acierto. Recomiendo el salmorejo y la fideuá tremenda!!!!! El camarero también muy profesional, simpático y servicial 😃