La Ostreria Del Carmen Moraira

Tasca en el casco antiguo de Moraira. Restaurante muy bonito y muy ambientado. Transmite mucha paz cenar en su terraza. La comida estuvo bien pero no espectacular. Pedimos gambas al ajillo. Cuando vimos la ración nos sorprendió por que la cazuela estaba medio vacía. Aunque de sabor miy buenas. Pulpo a la gallega, tengo mis dudas de que fuera pulpo. Fue lo peor de la cena. Ración generosa pero el producto daba lugar a dudas y estaba muy pastoso y chicle. Dorada a la plancha. La verdad es que estuvo bien. Antes de traer el pescado, te sacan un sorbete de limón cortesía de la casa. También pedimos pan con alioli y muy rico. Para terminar, nos sacaron una botella con chupitos de moscatel muy buenos. También te sacan un aperitivo de entrada al llegar Recomendaría todo menos el pulpo.

Un restaurante en un bonito callejón. El servicio es muy atento y la atención inmejorable. Éramos 5. Pedimos pescado para 3 y nos pusieron cantidad para 4. De entrante comimos mejillones y pulpo, un plato infantil y 1 ronda de bebidas más una copa de cava. Sin postre ni café. Nos costó 28€ por cabeza. Lo malo es q tardaron un buen rato en servirnos el pescado y en el callejón que está la terraza el suelo está en pendiente Emily es algo incómodo.

100% recomendable. Este restaurante se merece una puntuación de 5 estrellas porque no hay más. Es un lugar de 10! La atención, desde que entras al local hasta que te vas es espectacular. Atento, cuidadoso, limpio, respetuoso. Además de que te hacen sentir como en casa. Una maravilla de verdad. Antes de entregarte la carta, el camarero te ofrece alcohol hidroalcohólico (un detalle muy bueno por cierto, se agradece). Respecto a la comida: vas entrando boca cuando te traen, por parte de la casa, un cuenquito (adjunto foto) con pimiento, aguacate, piña y sal. Un detalle muy gustoso. De entrantes pedimos unas bravas, jamón con queso, pulpo a la gallega y albóndigas (espectaculares). Para continuar pedimos una hamburguesa y rabo de toro. Excelente. Respetando siempre el producto, hecho de manera casera y con unos sabores muy ricos. Respecto al ambiente: Un lugar donde se come/cena TRANQUILO. Todos los comensales de la sala hablaban en voz baja, la música tranquila y en un volumen bajo. El local es acogedor, cenamos en la sala que hay al entrar. Aunque por lo visto tienen dos salas más (que también estaban llenas por cierto). En definitiva, toda una experiencia estupenda de principio a fin que pensamos volver a repetir.