A Tertulia

Buenísima carta de especialidades en un local acogedor con una agradable terraza en una bonita plaza. El exquisito gusto con el que se ha mimado el ambiente que se ha creado en este sitio también se extiende a los pinchos que sirven con las consumiciones y a sus especialidades, ofreciendo exóticos manjares típicos de la gastronomía tradicional germánica. Música tranquila para acompañar una bien variada y escogida carta de vinos y un servicio y atención excelente en un lugar con un encanto innato fruto del mimo constante por parte de la gerencia. En su carta ofrece un desayuno por 14,50 que, teniendo en cuenta que es un local de precios populares, debe ser todo un homenaje al nuevo día.

Un bar con mucho encanto en medio de una placita de la zona vieja de Marín, la atención es exquisita!! No dejéis pasar la ocasión de probar su vino caliente y su ponche de primera, además como casi no pasan coches por la zona es ideal para dejar a los niños jugando ya que los tienes controlados en todo momento

No hay variedad en la Carta. El dueño se limita a decir que no hay infusiones, ni cafés, que no es ni bar ni cafetería ni heladería. La atención que ofrece es muy mala . Fuimos un grupo de 6 y como no tenía cafés solo pedimos consumición la mitad. Nos reprochó de mala manera que no consumiéramos todos estando allí, por lo que finalmente nos fuimos.

Pequeño y pintoresco local con gran variedad de vinos. Acogedor, ambiente tranquilo. También sirven "desayunos románticos" reservándolos antes (muy completos). A pesar de que el interior es muy pequeñito, hay una gran "terraza" en la plazoleta. Como dato curioso, el dueño del local que es quien lleva todo, nunca usa bandeja.

Desde luego se trata de un sitio con encanto situado en la zona vieja de Marin y cerca de todos los servicios. Particularmente no me gusta mucho la atención que te ofrece el dueño y el poco cuidado con el detalle. Un día, tomando una cerveza cuando la acabe (quedaba un culin) tire la colilla dentro y pedi otra. Pues al recogerme la vacia me echo ese culin en el vaso donde (sin pedirlo) me habia ya vaciado la nueva. Vamos, que al final cerveza con colilla por que no le debe de gustar que los clientes dejen el "culin" de la cerveza.