Restaurante Santiago

Auf Empfehlung eines Freundes hier eingekehrt. War wirklich ein schöner Herbstabend an der Front mit gutem alten Style von Bedienung - können wir nur weiter empfehlen! (Traducido por Google) Paré aquí por recomendación de un amigo. Fue realmente una encantadora tarde de otoño en el frente con un buen servicio al viejo estilo. ¡Solo podemos recomendarlo!

ES UN ANEXO DEL RESTAURANTE SANTIAGO, DEDICADO A, PRINCIPALMENTE, RACIONES Y TAPAS DE BASE ANDALUZA aunque también tienen platos completos, donde se puede comer muy ricamente a muy buen precio, lejos de pizzerías y lugares de comida rápida de baja estofa que proliferan aquí. Situado en pleno Paseo Marítimo, con una fachada de azulejos, preciosa y muy andaluza (rara por estos lugares), es pequeño pero muy acogedor, una taberna en definitiva, con un servicio esmerado y amabilísimo La carta de tapas (que son grandecitas) y raciones es enorme, y se pueden probar a 2 euros especialidades andaluzas muy ricas. Nosotros comimos para dos personas: gambas frescas de Huelva (que son caras en todas partes, aquí 30 euros la ración de 15 estupendas gambas), que son, como se sabe, una exquisitez, una ración de mejillones al vapor de origen andaluz (a los gallegos nos gusta comparar) pero muy buenos de tamaño, textura y sabor, y otra de calamarcitos frescos fritos de sabor extraordinario, y tapas de ternera estofada y de caracoles en salsa, ambas extraordinarias, y una enorme ostra de Arcachon; estas ostras son distintas a las gallegas, de una localidad francesa famosa mundialmente por sus criaderos de ostras, que estaba fresquísima (viva) jugosísima y exquisita (en todas partes hay cosas buenas, ¿eh?). Con unos vinos y cervezas nos salió todo a 32 euros por persona, pero podría haber sido mucho menos y comer igualmente muy bien si no nos hubiéramos dado el pequeño lujo de las gambas. Por lo tanto es un lugar muy recomendable que nos permite por el mismo dinero alejarnos de comida, basura o de baja calidad, la que ofrecen la mayor parte de los bares de la zona, excepción hecha de los restaurantes, cuyos precios son siempre muy elevados.