Taberna De La Nina Del Pisto

Gran noche. Gran sitio en Mabella para tomar esas tapas tan ricas de toda la vida. Recuperamos esa sensación de ir a la aventura y caer en una taberna, pedir sitio, encontrarlo sin reserva y creer de nuevo en la humanidad (aun si, os revomie do hacer reserva, no siempre cuadran los astros). Todo riquisimo. La atención suerior, como reyes!!, el sitio inmejorable.

Fuimos a La Niña del Pisto ayer por casualidad y ha sido todo un descubrimiento. Tienen una gran variedad de tapas, buenos precios y una calidad extrema. Las camareras muy agradables. Nos encantó cada tapa y plato que pedimos (berenjenas fritas, venao en salsa, pulpo frito, pavia de bacalao, solomillo y tarta de queso).Todo comida casera y tradicional pero con un toque. Sin duda cada vez que vengamos a Marbella será una parada obligatoria.

Taberna a la cual si vienes a Marbella tienes que ir, muy pequeña pero con mucho encanto y en pleno casco antiguo, los callos de bacalao, el cochifrito, la mazamorra, la ensaladilla rusa y que decir del pisto…así como el bacalao, primera calidad en los alimentos y bien tratados, servicio correcto, aunque siempre tienen un poco de prisa para levantarte de la mesa. Recomendable.

María José atiende muy amablemente en este establecimiento en pleno casco antiguo de Marbella. Se puede tapear en la barra o bien sentarse a comer más pausadamente en la zona de restaurante que tienen. Te decidas por uno u otro espacio, es imprescindible probar su salmorejo, el pisto con huevo, el rabo de toro y sus berenjenas. Recomendable reservar siempre.

Típica taberna cordobesa en el centro de marbella. Muy rico todo y para compartir es perfecto. Es importante reservar con tiempo si vienes en verano. Se aparca muy mal con lo que mejor venir en uber. La ensaladilla rusa brutal. La verdad es que el único problema es que no ponen café. Y los baños tienen mucho que desear. El servicio rapido y educado.

Un imprescindible en la cocina tradicional española en Marbella. Bonito establecimiento en una bonita calle del casco histórico de la localidad. Decorado como una tasca de los años 50, donde se cuida todo al más mínimo detalle. Platos exquisitos, de buen tamaño y a precio razonable. El personal es amable y servicial. Una apuesta segura.