Espectacular como siempre. Siempre sorprende con su menú degustación.
Un placer xa los sentidos q repetiré.
Hace tiempo que no voy pero cada vez ha sido una experiencia para los sentidos. Magnífico Pedro Espina, por su saber hacer y por poseer la humildad de los grandes.
Sin duda, el mejor japonés que he probado. Cuando un restaurante no necesita anunciarse y ni siquiera, tener rótulo en la puerta, y aún así estar lleno, ya se puede uno imaginar que lo que sirven allí es de otro nivel.
Hoy se ha confirmado lo que pensaba: es mi restaurante japonés preferido. La comida es excepcional y elegante; el trato, amable y cercano y el ambiente, tranquilo y sencillo. ¡Gracias por hacerme disfrutar tanto!
Un placer para los sentidos, grande Pedro Espina, muy grande
Raul Montalvo Mimbrero
+5
El mejor japo de Madrid. Lugar tranquilo pocas mesas y comida excelente
Siempre es un placer ir! para mi es el mejor de Madrid. Gracias Pedro!!! un fuerte abrazo
Una experiencia que te traslada directamente a Japón. Un servicio excelente acompañado de una comida exquisita. Personalmente el tartar de atún y el teriyaki de pollo son los platos estrella, aunque ningún plato de la carta te dejara de sorprender. Siempre es un placer volver a la casa de Pedro y su familia, son encantadores.
Una experiencia simplemente deliciosa. Comida japonesa auténtica, finamente elaborada en un ambiente que te desconecta por completo de la gran ciudad. Estuvimos hoy mi marido y yo Súper recomendable!
maria lopez de Novales
+5
Sitio realmente japonés! Comida muy elaborada y exquisita, pedimos menú degustación y sin duda un acierto, como siempre un 10! Volveremos.
A veces ocurre que, por casualidad, encuentro el momento de visitar un restaurante que lleva en mi lista de pendientes desde hace muchos años. Este es el caso de @soypedroespina, que diría puede llevar allí más de 10.
Pedro Espina es uno de esos españoles amantes de la cultura japonesa, con una curiosa historia detrás y uno de los pioneros (o el pionero) de la cocina japonesa en España.
Lo que creo que mejor describe este restaurante es la cultura y estilo japonés. Sobrio, armonioso y minimalista en la decoración, en el trato y el plato.
El local así lo refleja con un exterior irreconocible, servicio del sol naciente y un comedor interior íntimo, con 5 mesas contadas.
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El menú degustación (74,80€) comienza con un aperitivo de ricas albóndigas de pescado.
Pasamos a la ensalada del chef consistente en cortes de diferentes pescados, pulpo, vieira, … algas y una sabrosa salsa que, siendo más fluida, recuerda a un alioli suave. Buen comienzo.
Seguimos con la cuajada de ortiga de mar con algas. De sabor delicado pero reconocible. Muy rica y original.
Continúa con el tartar de atún. Con huevas y yema. Rico, buen atún bien tratado.
Continuamos con la sopa al vapor, gran complemento para la comida, que asienta el estómago y entona el cuerpo. Muy buena.
Casi al mismo tiempo que la sopa llegan los nigiris. Muy buenos los de pez mantequilla y gamba roja. El de anchoa, más original, lo habría cambiado por cualquier corte de sencillo pescado.
El roll de tempura, de gran factura, creo que ganaría (y puede que fuera la idea) con mayor temperatura en el interior.
La berenjena japonesa una sorpresa, diferente y muy sabrosa.
El foie no es algo que identifique mucho con la cocina japonesa clásica pero hace un fin de fiesta (salada) perfecto, en su punto.
El postre de helado frito japonés me gustó, con un sabor que me recordó mucho al de un donut!.
Para beber un Riesling (Ruppertsberger trocken) muy adecuado para el menú, y un té negro japonés para terminar la cena.
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Me encanta la cocina japonesa así, con sensibilidad, sin artificio ni estridencias, y que sienta bien.
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#restaurantejapones #québiensecomeenmadrid #sushi #itamae #riesling #gastronomia #ortiguillas
Menú degustación muy elaborado con distintos platos que muestran la rica gastronomía japonesa más allá del típico sushi. Todo riquísimo en un lugar pequeño e íntimo. Trato muy bueno. Gracias
Decir que es un restaurante japonés es quedarse muy corto. Es un placer para los sentidos, con una gran variedad de sabores, olores, texturas. En un ambiente muy Zen, sobrio, sencillo, en la fachada negra ningún cartel que indique dónde está, discreción absoluta. Pedro y su equipo muy atentos, lo primero que nos preguntaron es si tenemos alguna intolerancia. Si no has estado nunca empieza por el menú degustación, pruebas de todo, es alucinante, tienes que estar dispuesto a disfrutar sin prejuicios. Ahora también comida a domicilio.
Sitio difícil d encontrar, ya q no pone ningún cartel en la puerta y no está señalizado d ninguna forma.
Hay muy pocas mesas así q os recomiendo reservar. Pedimos el
Menú degustación, muy buena calidad pero comida bastante tradicional.
Muy buen servicio , los camareros muy atentos.
De precio calcular unos 80 eur por persona aprox. Depende de la bebida se os puede disparar más.
Indiscutiblemente me ha parecido el mejor japonés, auténtico, de Madrid. Hemos pedido el menú degustacion, donde todo sorprende. El trato es muy bueno, con esmero y enfocado al cliente, y con intención clara de hacer clientela fija. Los nigiris no tiene nada que ver con lo que se prueba en cualquier otro sitio, son de 10. Y la sopa al vapor realmente fina, la cuajada de ortiga de mar, una textura y sabor intenso a la par que equilibrado. El local es para 5 mesas con un punto acogedor. Si le tuviese que poner un inconveniente, es que al usar el local tanta pared de madera se genera en momentos puntuales algo de ruido si las conversaciones suben el tono. Pero vamos, ya tienen un cliente fijo. Todo aquel aficionado y no aficionado a la comida y cultura japonesa debería de pasar por este restaurante. Por cierto, abundante comida.
Un lugar íntimo y cálido que te invita a degustar la riquísima comida japonesa de muy alta calidad que te sirven.
El restaurante es reducido, cuatro mesas ahora mismo, quizás por covid o quizás siempre ha sido así porque yo creo que la idea del sitio es esa intimidad, la falta de barullo y de prisas, y que tú disfrutes de cada ración y de toda la cena.
Por lo que yo entiendo, el restaurante consiste en el chef y pienso que único cocinero, una camarera y la metre-camarera, que es japonesa muy simpática que a mí entender es la esposa del chef.
La calidad de cada plato excepcional, se nota que no hay prisas y que le mete esmero en cada ración. Si buscáis prisa, que os llegue el plato cuanto antes, creo que este no va a ser vuestro sitio pero a costa de la espera, te ofrecen manjares individuales en cada remesa.
Nosotros pedimos todo al principio, excepto un pequeño detalle al final para terminar y te lo van trayendo poco a poco, entiendo que el chef va turnándose un poco a cada mesa.
Los nigiris simplemente espectaculares, en orden de gustos, de más a menos: hamachi, pez mantequilla, gamba roja, atún, toro e ikura. La tempura de kokotxas simplemente excepcional. El teriyaki de pollo otro manjar, el pollo me supo sabrosisimo. El sake-maki buenísimo. El dimsum de chanquete muy bueno. Y la cuajada de ortigas bien pero es que yo no soy fan de las ortigas aunque a mí novia le encantó. La carta es suficiente pero no es muy, muy extensa. El vino blanco no nos falló, afrutado pero muy rico, la uva gewürztraminer siempre gana. También decir que nos invitaron a un aperitivo, albóndiga de atún, y un licor de cerezas al finalizar, otro buen detalle.
El precio, no es barato, la pareja del nigiri unos 6-8 euros por ejemplo pero la calidad de los alimentos y el cuidado que pone en plato merece mucho más la pena.
En definitiva, una cocina japonesa excepcional en un ambiente tranquilo y relajado que te invita a disfrutar de cada ración y de la compañía.
Al final cuando nos íbamos, como dijimos que habíamos estado en Japón, nos dieron propaganda y nos quedamos hablando un buen rato con el chef y su esposa sobre sitio de Japón, sobre esos viajes y un poco de la vida, unas personas admirables.
Así, pude entender en la conversación que aprendió de la cocina japonesa porque estudió en una escuela de cocina especializada creo que allí.
JUAN MANUEL RAJA FERNANDEZ
+5
Todo estupendo tanto la comida como el trato. Platos más allá del japonés convencional pero respetando la esencia. Entorno pequeño pero familiar y sin agobios. Sin prisas para comer lo cual siempre se agradece.
Sin duda volveré.
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