Restaurante vasco de cocina casera tradicional. El local es agradable, con una decoración muy sencilla y funcional. Su punto fuerte es que trabaja con un buen producto y elaborado con mimo. El personal eficiente y atento.
Nos trajeron un salmorejo de aperitivo y nosotros pedimos un par de entrantes, revuelto de bacalao y unos chipirones rellenos en su tinta. De principal un bacalao Órdago, al estilo de la casa ,merluza al horno y unas manitas de cerdo rellenas de mollejas de cordero, todo regado con un ribera, Venta las Vacas. Para finalizar disfrutamos de una tarta de trufa con natilla ligera y leche frita. Si vas por la zona de Ventas, merece la pena pasarse a degustar su cocina.
Restaurante de toda la vida con una comida espectacular.
Fuimos de cena de amigos, que llevábamos tiempo queriendo probarlo. La experiencia fue de 10.
El local es pequeño, no tiene muchas mesas, por lo que recomiendo reservar con tiempo. El servicio muy simpático y cercano.
Teníamos pensado una serie de platos pero son ellos mismos (salen desde cocina) a recomendarte en función a gustos y cantidad. Nosotros pedimos todos al centro para compartir.
Empezamos con un revuelto de setas. El huevo hecho a la perfección y las setas increíbles. Nos sorprendió muchísimo.
Continuamos picando los pimientos con morcilla. Fue de lo mejor que probamos, increíbles. Sin duda muy recomendables.
Además, pedimos las kokotxas, que tenían un sabor de 10 y que la salsa que les acompañaba era digna de quedarse mojando pan, y el Txangurro, que en principio pedimos sólo uno pero acabamos pidiendo un segundo de lo rico que estaba.
Para acabar pedimos 2 chuletones perfectamente fileteados, para facilitar el bocado, y en su punto de brasa y sal. Lo acompañamos con unas patatas y unos pimientos de piquillo.
De postre pedimos la tarta de trufa. Lo más normal de la cena.
En resumen, sitio agradable con MUY buena comida y al que volveremos sin duda. ¡Enhorabuena!
Y así de la nada uno se come un pescado sensacional disfrutando además de la cocina tradicional vasca.
Que experiencia tan increible, atendido por su dueño quien te hace sentir amigo de la casa, en un ambiente clásico muy acogedor.
El salmorejo de premio, al igual que las kokotxas al pil pil y el pargo. La carne estaba correcta plus.
De lo sitios que quiero volver a seguir probando maravillas.
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