Haranita

Teniendo como predecesor a Nakeima, estaba claro que Haranita no nos iba a decepcionar. Al contrario, ¡disfrutamos como niños! No hacen reservas , pero la rotación es alta, y tienen cocina ininterrumpida, así que es fácil coger mesa. En su carta de streetfood asiático, los baos son los reyes. Un auténtico festival de sabores con una RCP muy buena. ¡Que ganas de volver!

Muy rico Haranita, el hermano menor de Nakeima. Su carta es corta aunque no tan clara sobre los ingredientes y preparaciones. Al llegar te reciben con un salmorejo con jengibre para ir calentando al paladar. Empezamos con los siumais de papada cerdo, una explosión de sabor, muy ricos. Continuamos con sus adictivos baos, primero el black bao de sepia, seguimos con nuestro favorito, el bao de pollo y por último el y por último el bao pibil con cebollas encurtidas que es el que menos destaca de los tres. Seguimos con el Bunwich de Mr. Chang, una hamburguesa de cerdo glaseado, rica pero sin asombrar. Luego le tocó el turno del Katsu sando, a base de pato, coleslaw y pan. Riquísimo el pato. Terminamos con el squirty bao, nuestro favorito e imprescindible. Relleno de yema cero empalagosa. El mejor que hemos comido en nuestra vida.

Sin planearlo mucho terminé comiendo en Haranita y no decepciono. 1️⃣ Comencé con su black bao, bien. -x4⭐️ 2️⃣ Pase a su bao de cochinita. Bueno también con un toque de picante interesante. -x4⭐️ 3️⃣ Continue con sus siumai y fue lo mejor de la tarde. -x4.5⭐️ 4️⃣ Cerré con su Katsu sando. A diferencia de los demás platos, este no tenia nada novedoso. La comida bien, el servicio bastante débil y por eso no puedo ponerle mas que x4⭐️

La comida es un 10. Sabores súper cuidados y originales. Una carta muy reducida de puras joyitas. Lo único malo es que el servicio es muy regulero. No te explican la carta y cuando haces preguntas te responden de muy mala gana. La atención roza lo desagradable y se atasca bastante el servicio y las esperas pueden ser grandes. El local es excesivamente oscuro y la música está altísima. Pero la calidad de la comida y el precio lo salvan todo.

El local es muy moderno, la cocina a la vista que es muy importante. La comida muy rica, me encantaron los baos, a destacar el negro y el de cochinita, espectaculares, todo muy innovador y diferente. Teniamos fuertes expectativas en el katsu y no nos encantó . El servicio fue rápido, pero nos trataron bastante mal, tuvimos que esperar más de una hora teniendo mesas disponibles, no nos explicaron nada ( a otras mesas si) y tenían pocas ganas de atendernos, por eso no les doy 5 estrellas. Recomendación: tratar a todos los clientes por igual.

Menú de platos pequeños para pedirte casi toda la carta si vas en grupo de 3-4 personas. Todo estaba muy rico, en especial el bao de negro y el torrezno. El ambiente era singular, con paredes negras y luces de color rojo y azul, y una puerta de entrada que tenías que abrir con un botón. La única pega que puedo poner es que el sitio no es muy grande por dentro y además la música estaba un pelin alta para ser un restaurante, donde se supone que tienes que oir la conversación de tus acompañantes. Los postres me sorprendieron por su forma y sabor, aunque por el precio que tienen son un poco pequeños. Repetiré para terminar de pedir lo que me faltó del menú, sin duda.