Piri Piri Frango - Prosperidad

Pedí para llevar, la comida llego caliente pese a la distancia recorrida. Elegí la oferta de medio pollo con patatas fritas y una cerveza. - Es pollo a la parrilla, tiene buen sabor, como también la salsa Piri Piri que le ponen, siendo para mi fue un tanto escasa (si deseas puedes adicionar por casi 2 euros, tienen otras dos de limón y de naranja ). Me quedé con la confusión, si es meramente en su totalidad a la parrilla?ya que vi que tenían varios pollo apartados hechos y lo ponen a la parrilla para darle el toque final. Me lo estoy preguntando, más no afirmando! - Me hubiese gustado sentir más jugosidad en el pollo, por partes estaba muy seco . En general todo correcto.

Segundo restaurante que visitamos con este nombre y la experiencia ha sido igual de buena que la anterior. El pollo espectacular, un sabor a brasa riquísimo y los acompañamientos, tanto las patatas fritas como las asadas son de las mejores que hemos comido nunca. La tarta de queso también impecable, tenía caramelo y palomitas por encima. Muy interesante la mezcla. Sirven rápido, buen ambiente y camarero preocupado en todo momento por nuestro bienestar. Por poner algún "pero", el tamaño de las ensaladas es pequeño.

Un lugar genuino y honesto, estoy un poco harto de los lugares que te ofrecen más de lo mismo. Este sitio de origen portugués, ofrece pollos asados (frangos) deliciosos, una salsa piri piri solo para valientes y un montón de delicias adicionales como las patatas asadas con romero o los pastelitos de nata (pasteles de belén). La atención es destacada, desde que llegué, nos recibieron con una sonrisa, tenían la mesa lista (había reservado) y Edgar (el camarero que nos atendió) fue muy amable y profesional, estuvo al pendiente en todo momento y se agradece, sobre todo porque los camareros amables están en peligro de extinción. Dale una oportunidad, seguro será de tu agrado. Vale la pena reservar porque el lugar suele llenarse.

La experiencia Piripiri Frango siempre es maravillosa. La comida es exquisita, el personal es súper atento y es un lugar para quedarse horas. Esta vez, al llegar, brindamos con uno de sus cócteles aperitivos y luego probamos croquetas, chorizo, Frango, todas las guarniciones (arroz, patatas fritas caseras, patatas asadas, boniato) y, como broche de oro, los Pastelitos de Belem. Todo maridado con un vino alentejano de la casa que nos encantó. Para volver y recomendar siempre ¡Buen trabajo, equipo!