Lizarran Palacio De Hielo

Es una pena que siendo uno de los pocos restaurantes del centro comercial que tienen terraza, la oferta esté tan mal aprovechada. Instalaciones que dejan mucho que desear y sobre todo pinchos de calidad baja , tortilla seca , carta con precios muy elevados y no te ponen nada con la consumición. Ayer pedimos tres rondas y nada… hasta hace muy poco te ponían unas patatas o frutos secos pero ahora ni eso. Si el 100 montaditos tuviera esta localización estaría mil veces mejor aprovechada.

Creo que ha sido un error subir 50 céntimos el desayuno de golpe, porque la rebanada de pan es un poco más pequeña que antes y no han mejorado el servicio para nada, no se puede elegir por ejemplo pan integral ni mollete, solo barrita normal y corriente. Tenéis al lado un Vips cuyo desayuno ahora mismo tras vuestra subida es 5 céntimos más barato y donde tienen una estupenda terraza, puedes elegir entre barrita y mollete, tipos de pan y de leche. Dejé de ir al Vips y pasé al Lizarrán cuando subieron los precios, pero acabo de volver por todo lo que cuento anteriormente.

Servicio lento y antipático. El vino blanco deplorable; a temperatura ambiente y picado. E increíblemente sólo tenían 3 variedades de pinchos, y la verdad que mínimo ese era su 3er día en ese expositor. Nadie pedía comida, ni fuera ni dentro, un viernes con el centro comercial lleno... es muy raro. La terraza y la precio de los dobles es lo único, pero vaya, prefiero irme al bar del barrio que por el mismo precio me vienen unas bravas de aperitivo además de un trato mejor, seguro.

Muy mal, pinchos muy malos, camarerxs poco amables, trabajan desganados y tu tienes que hacer su labor pero si vienen tranquilo que la cara larga te la ponen sin dificultad y para colmo mientras tomábamos nuestra primera ronda nos trajeron la cuenta sin haber acabado, para no volver y todo esto fue a las 20:00h no era tarde y llevábamos 30 mins. aproximadamente. Os recomiendo ir a otro bar del palacio de hielo que son más baratos y mejor.

Llegamos y nadie se molesta en decirnos si hay hueco o no en la terraza, tenemos que preguntar por una mesa libre que tardan en limpiar. Al rato, largo, la camarera viene y toma nota a dos de los comensales, pero ignora a los otros dos y se va. Ya cuando trae las primeras bebidas se digna a preguntar al resto. Ni siquiera nos informa de la carta o si queremos algo de comer, tenemos que ir a pedirlo personalmente a la barra media hora después, suponiendo que tienen lo que pedimos por una foto que hemos visto en la web, porque carta ninguna. Al pedir la camarera nos trata como si nos hicieran un favor, y nos mira de mala manera, casi como si la molestáramos. Por último pedimos la cuenta y esperamos un siglo a que nos cobren, pero nadie viene, y de nuevo tenemos que ir personalmente a la barra para que cojan nuestro dinero. Sinceramente es la primera que he querido hacer un simpa.