Donde Mónica

Sitio muy chulo y diferente en pleno centro de Madrid, la terraza espectacular. Cenamos dentro y el ambiente muy bonito decorado aunque un poco agobiante el espacio, demasiado justas las mesas. La comida espectacular, de lujo. Destacar las croquetas de sobrasada y el brioche de rabo de toro. Servicio muy atentos y simpáticos. De repetir.

Uno de mis sitios favoritos en Madrid, con un encanto único, el personal es maravilloso y se come fenomenal, hay rotación de carta según la época del año y los postres también son increíbles, sobre todo la tarta de zanahoria. Recomiendo este sitio para ir con alguna persona especial y reservar antes.

Precioso restaurante donde olvidarte que te encuentras en pleno centro de Madrid. El personal fue muy amable en todo momento y rápidos. Pedimos unas croquetas de sobrasada cuyo toque picante al final nos gustó. El crujiente de zaragollo estaba realmente bueno y sabroso, el contraste de sabores era muy agradable. El solomillo estaba muy bueno y tierno y la salsa de encima le daba un toque estupendo. El entrecot tenia un punto de la carne correcto e intenso sabor. De postre una tarta de queso correcta con un sabor a queso suave agradable y la tarta de chocolate aunque no estaba mal, es cierto que tenía un bizcocho algo seco y la cobertura de chocolate muy mantecosa. Volveré para probar otros platos en otra temporada de año.

Teníamos muchas ganas de venir aquí y salimos bastante contentos. Lo mejor, en mi opinión, es el espacio: se está realmente a gusto. El servicio sin embargo me pareció algo brusco por momentos, no sé si fue porque andaban con prisa. En cuanto a la comida tanto las carrilleras como el cremoso de patata con foie estaban muy muy ricos. Las gyozas también os la recomiendo. Sin embargo la tarta de queso no me convenció. Lo recomendaría aunque creo que es algo caro, pagamos casi 40 euros por cabeza sin botella de vino.

Uno de esos rincones secretos de Madrid en lugar que no por supuesto no esperas. Una calle interior que hace las veces de placita, es el preámbulo a este cuco restaurante de Madrid. Si consigues reservar en la terraza sería fantástico, pero el interior no se queda atrás. Muy buena decoración, buena oferta gastronómica y de bebidas, eso sí, no es barato. Un lugar que puedes acudir si quieres sorprender a alguien. Por supuesto que si es en plan romántico, triunfas seguro! Sigo considerando que es in rincón mágico en Madrid. Llevé la semana pasada a unos amigos. Lo malo es que algunos miembros del servicio no contribuyeron a la amabilidad a la llegada. Por otro lado hay que destacar la atención y amabilidad de una camarera que creo que nos dijo que era de Navarra. Nos tomamos unas copas en la terraza después de cenar dentro. Por cierto, las alcachofas espectaculares! El pollo tika masala no estaba mal. La ensaladilla top!!!

El lugar es encantador, la terraza parece no existir si no te fijas que está ahí. En el corazón del barrio Salamanca se oculta este oasis de paz dónde pasar un momento maravilloso, en pareja, con amigos, con la familia o en solitario. El personal es muy amable y familiar, la decoración y el ambiente de esa terraza sólo transmite paz. Hablemos de la comida, todo muy rico y correcto, nada excepcional de lo que probé, pero estaba muy bueno. Lo que más me gustó fue la ensalada de burrata en salsa de trufa, los langostinos estaban ricos y las berenjenas bien. En postres la tarta de chocolate, la de queso está en su punto pero le falta sabor. Tienen una carta de vinos estupenda, aunque deberían aumentar la de cava. Gracias a Sebastián por las risas y por atendernos tan bien, fue una tarde diferente y relajante.