Viva Madrid

Taberna moderna. Platos típicos de Madrid con un toque diferente. Muy concurrido. Poco espacio entre las mesas. El personal es muy atento. La comida muy rica. Las raciones no son especialmente grandes. Destaca la ensaladilla rusa ahumada, las croquetas tipo saam y las empanadillas argentinas de carne. Los postres no son nada especial. La tarta de queso no es tan melosa como indican y el postre de chocolate resulta plano. También tienen carta de cócteles.

Fuimos a tomar el aperitivo un domingo. La taberna lleva abierta desde 1856 y su fachada de azulejos con la terraza en la calle peatonal te invita a entrar en este castizo lugar. Nos sentamos en la barra de arriba, un espacio con silloncitos y mesas bajas. Tienes una carta de cócteles firmados por Diego Cabrera, el famoso bartender argentino. Nosotras pedimos vermut y unas croquetas de cochinillo deshilachado a modo de bao de lechuga y una ensaladilla rusa ahumada. Todo muy rico.

Taberna inusual como ellos se definen cuyo origen data de 1856, pero cuya existencia actual sería de 1930. Está ubicada en la calle Manuel Fernández y González, pegada a la plaza de Santa Ana. En su historia ha pasado por muchas manos: bar de copas, Casa de Guadalajara, ..., hasta que en 2018 de la mano del bartender argentino Diego Cabrera (copropietario de Salmón Gurú) se restaura y se actualiza convirtiéndolo en una "taberna inusual", con su zona de tapas (muy muy bueno) y su zona de cócteles. El establecimiento es PRECIOSO!, por fuera se conservan los azulejos originales de la Casa Mensaque de Sevilla y por dentro el espacio se divide en la zona de barra (preciosa) con el techo labrado en madera y la zona de coctelería (también preciosa) Pero aparte de ser centenario, conservar su aspecto refinado de época, es uno de los mejores sitios para tapear de Madrid! y una de las mejores coctelerías! Pedimos unos baos de carrillera, de calamares, patatas bravas y gilda, todo buenísimo.

Estuvimos una mañana con amigos tomando el aperitivo en esta bonita taberna, tienen un vermú de grifo muy rico que acompañamos con unas gildas súper buenas. Esta taberna es de esos sitios centenarios con mucho salero, tiene una decoración, música y un ambiente espectacular. El trato de sus empleados fue rápido y agradable. La carta es muy variada y con muy buena pinta, esperamos volver para poder probarla.