Bar Restaurante Entreversos

Acabamos aquí por casualidad. Buscando un restaurante, nos lo recomendó un señor por la calle y decidimos hacerle caso. Cuando llegamos no pensamos ni que diesen comidas, ya que parece más una cafetería para tomar un vino a la hora del vermouth. Pero al preguntar nos indicaron que tenían menú del día (14€) y nos prepararon una mesa en la parte de arriba donde estaba muy tranquilo. El camarero encantador con los peques y atento en el servicio. Nos invitaron a los cafés y la comida estaba rica. Los niños pidieron fingers de pollo y no nos dio tiempo ni a hacer una foto porque volaron! Repetiríamos sin duda. (Fotos de carrilleras y patatas rellenas de carne)

Local no muy grande pero muy acogedor y limpio, está bien situado, prácticamente en frente del museo de León. La atención del camarero fue muy buena, atento y amable en todo momento. La presentación de los platos es preciosa y la comida está buenísima, la crema de calabacín y puerros que estaba en el menú es de las mejores que he probado, y también la merluza a la vasca, buenísima, en serio. El menú estaba por 12€, así que en relación calidad-precio está muy acertado, e incluye bebida, pan y postre. Además, tienen una gran variedad de tés, cosa que me gustó! Sitio totalmente recomendable, terraza pequeñita pero para los que tienen perro es perfecta, tiene sombra.

Buen menú del día en fin de semana. Precio 15€. Nosotros hemos comido pimientos rellenos de gambas y ensalada templada de primeros, seguido de unas carrilleras de ternera y albóndigas de merluza de segundo. Tarta de la abuela y de zanahoria de postre. El vino, tinto de la región, (variedad Prieto picudo) estaba muy rico. La atención ofrecida por los camareros muy buena. Comedor acogedor y los asientos muy cómodos.

Menú elaborado, barato y bueno Fuimos un par de amigos a comer porque nos habían hablado bien del menú del día, que cuesta 12 euros, y está integrado por dos platos, postre, bebida y café, en pleno centro de León (al lado mismo de la Plaza de Santo Domingo, en la calle Ramón y Cajal). La verdad es que fue sorprendente la relación calidad-precio porque a los platos que tomamos (ensalada de pollo, crema de calabacín, solomillo de cerdo con patatas fritas y gallo con verduras), hay que añadir que nos pusieron para beber un vino tinto de la denominación de origen Toro que estaba muy bueno. Muchos lugares te ponen con el menú vinos que no hay quien los beba ni aunque le ponga gaseosa, sin darse cuenta de que hay vinos sencillos, ricos y económicos, que hacen que una comida gane mucho. En los postres tomamos tarta de queso y tarta de zanahoria, ambas caseras y muy buenas. La atención fue muy amable, el pan nos lo trajeron caliente, y el local es cómodo y cuenta con un comedor bastante amplio. En conclusión: un menú muy recomendable por su elevada relación calidad-precio, que ofrece además una variada oferta de desayunos.