NimÚ Azotea

Restaurante situado en el ático del hotel Barceló desde el cual se aprecian unas vistas espectaculares de León. Productos de calidad cocinados a la perfección. Espectaculares primeros a pesar de su sencillez: croquetas, ensaladilla de salmón, enslada de burrata. Segundos para no olvidar: solomillo a la sal exquisito y canelones de cordero. Por último, postres que dejan buen sabor de boca: coulant con helado, flan de clara y una pecera de múltiples sabores. Pero, lo mejor las vistas desde la mesa a la mismísima catedral. Para no olvidar.

Hemos ido varias veces, en este caso fue una cena, de una celebración especial El servicio es muy bueno( me permitieron realizar una pequeña sorpresa y los trabajadores actuaron de "" cómplices "" si ningún problema)y la relación calidad-precio está bien A destacar las vistas del desde la ciudad de León El único inconveniente es que hay que reservar con bastante antelación porque está muy solicitado

El sitio me ha gustado pero pienso que podría llevarse un poco más alto prestando atención a unos cuantos detalles que al final suman la diferencia. Pedí consejo y me trajeron lo más típico del lugar: los nigiris: muy ricos pero sin más. las chuletitas de conejo: igual. El postre fue la pecera de Miguel:fue lo que más disfruté de la comida junto con las dos copas de vino tinto. Las vistas espectaculares.

Buen local, buen servicio y unas vistas excepcionales. Se come bien, para picar con comida moderna. Platos curiosos y bien elaborados. Todo hay que pagarlo y los precios son altos, pero merece la pena probarlo de vez en cuando. Recomendable aunque sea para tomar un café o copa. He vuelto a comer hoy y ha estado excepcional, el trato, el servicio, la limpieza, el personal y una comida familiar fabulosa. Hemos salido encantados. Sin duda la calidad-precio es muy buena.

Experiencia muy gratificante y agradable. Local tremendamente acogedor, con unas vistas panorámicas muy bonitas y con muy buen gusto en la decoración. El personal, muy bien; amables, atentos, trabajando con tranquilidad y calma, lo que genera un ambiente de relajación muy beneficioso. En la reserva, pedí una mesa anexa a un ventanal y me la concedieron sin problemas, detalle que agradezco. La comida exquisita, todo muy bien preparado, con productos de calidad, muy bien presentados y con buenos toques de originalidad. Los tiempos de preparación y servicio correctísimos. En resumen, una velada muy agradable y tranquila, en un lugar con mucho encanto y con un gran nivel en todos los aspectos a valorar. Sin lugar a duda muy recomendable.