La Cueva De 1900 - Ctra. Bailén-motril Km 122,5

Al llegar un señor moreno, mayor por lo menos con unos 50 años, nos ha colocado en una mesa para luego pasar completamente de nosotras, otro chico nos ha atendido para tomarnos nota y muy apañado también. Menos mal que una camarera, que es un primor, de nombre María que estaba en la barra estaba atenta para venir corriendo a traernos la comida por ver qué llevábamos ya un rato esperando. Encima de que la camarera estaba teniendo un trato excelente con nosotras, el señor este de unos 50 años quejándose por ser simpática. Primero hay que tener valores para tratar a los propios compañeros y luego el trato al públicom Por lo demás todo excelente, la única pega que pongo, es que este señor sobra en este local.

Hemos celebrado la comunion de mi hija en los salones de arriba que son preciosos. La comida exquisita los camareros muy competentes en general todo estupendo lo recomendaria sin duda para un evento asi. Solo hay una cosa que no recomiendo para nada el Dj que os ofrecen, aparte de tener un precio carisimo solo se limita a poner la lista de canciones que tienes que preparar tu previamente es decir va con el trabajo hecho. La gente le pedia canciones y no las tenia , os va a salir muchisimo mas barato poner un pen drive con musica. Asi que os animo a celebrar alli cualquier evento pero ahoraros el dj.

Todo en el restaurante fue bien, cómo siempre salvo por la estafa que sufrí por parte de un señor que vende tomates, mandarinas, habas... En una furgoneta en frente de la puerta de entrada al restaurante, compré tomates y mandarinas los pesó en mi delantera y pagué por el peso que salía. Al llegar a casa me parecía que la cantidad era menor, por lo que pesé las bolsas y me había estafado del orden de cuatro kilos. Si paráis no le compréis o si lo hacéis revisar bien la mercancía y si podéis contratar el peso pues lo tiene trucado y te estafa. Una pena que por gente como él no nos fiemos de otros.

Cocinan muy bien, te sirven rápido, los precios están bien. Por poner un pero, dentro del bar el ambiente está un poco cargado aunque puede ser porque estaba repleto de gente. En la terraza techada muy bien y los embutidos que venden son muy buenos. Somos clientes desde hace muchos años y nunca dudamos en parar allí.

El espacio del local consiste en una terraza bastante amplia, donde la decoración tiene un toque actual, siendo el espacio entre mesas bastante amplio. El ambiente es muy familiar, disponiendo incluso de una zona recreativa infantil. En relación a la cena, pedimos una brocheta de pollo campero marinado, cuya elección fue todo un acierto, dada la cantidad y la calidad de la misma. También pedimos un costillar de cerdo a la miel, el cual no volveríamos a pedir, a pesar de que estaba bien cocinado, ya que no alcanzó nuestras expectativas iniciales en cuanto a jugosidad, textura y acompañamiento de la carne, siendo esta última apreciación una opinión totalmente subjetiva. El postre fue la nota discordante de la cena, y donde acabamos ligeramente decepcionados, ya que la copa de helado que nos pusieron era de un nivel inferior en cuanto a sabor y presentación a lo esperado, ya que difería en contenido y apariencia a la descripción ofrecida en la carta, tratándose únicamente de tres sabores de helado a elegir según la disponibilidad del local, con sirope de caramelo y nata montada. Cabe destacar la extraordinaria atención que recibimos por parte de todo el personal del local que nos atendió, quienes fueron muy atentos, amables y profesionales durante todo el desarrollo de la cena. Nuestra experiencia a nivel global fue correcta, teniendo en cuenta los pequeños detalles discordantes susceptibles de mejora.