Local que me ha sorprendido para bien. El ambiente es de lo más tradicional, un restaurante que no ha sido modificado en años, eso es lo que hoy día llamamos "tener solera". Tiene una amplísima carta, tanto que cuesta hasta decidir. Al final nos la hemos "jugado" con una fritura variada (langostinos, calamar y rape), pulpo a feira y cachelos (estos no vienen con el pulpo así que toca pedirlos por separado). Todo ha estado muy rico superando holgadamente mis expectativas. La única pega que le puedo poner a la comida es el pan que sirven puesto que, siendo una sidrería gallego-asturiana, es de lo normal tirando a mediocre. El servicio ha sido muy atento en todo momento y en cuanto al nivel de precios comentar que se encuentra por encima de la media. En definitiva, ve y hazte tu propia opinión.
Sitio acogedor, sidrería de toda la vida con mucha oferta en menús (volveremos seguro a probarlos) y con tapas económicas mientras tomas algo.
Muy recomendable!
Relación calidad precio en el menú de 10€ buena. Te atiende una mujer con su mandilón de cocina ¿Sebpuede pedir algo más? Agradezco que pongan pan de verdad.
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