Hace poquito que descubrimos éste bar. Es chiquitito pero muy coqueto, y la muchacha que lo atiende es ENCANTADORA y siempre te recibe con una sonrisa. A lo que hay que añadir que, además, hace unos cafés deliciosos. Suelen tener siempre un pequeño surtido de pintxos, lo cual es de agradecer!
Ádria, su dueña, encantadora. Una lástima de mascarillas que no se le vea la gran sonrisa con la que nos recibe.
Profesionales, muy buen servicio
Y todo muy bueno
Buen servicio y amabilidad
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