Por casualidad dimos con este restaurante en un hotel en Figueres. Amplio y muy cuidado, con servicio muy profesional, comimos dos de menú y otras dos de carta. Cucurucho de calamares de primero y Bacalao y paella (con un coste adicional de 5€) de segundo. Arroz del señoret (caldoso), tarta de tres chocolates y helado de chocolate. Todo delicioso. Lo único que no nos gusto es que tuvimos que pedir hielo porque el vino tinto estaba caliente.
El trato del personal es excelente, las habitaciones están muy bien, la comida del restaurante está buenísima pero el menú tiene pocos platos a elegir y casi todos con suplemento al precio del menú.
Acudimos al museo de la joguina con motivo de la exposición "50 anys d'entreteniment digital" y decidimos comer en el restaurante porque nos lo habían recomendado.
Comida exquisita, unos postres increíbles y una atención excelente. Sin duda si volvemos a Figueres repetiremos.
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