Algóra

Al lado de la estación, de fácil acceso y de aspecto discreto en su exterior, sorprende su cuidado interior con paredes de ladrillo visto, altos techos y mesas amplias suficientemente separadas para mantener la intimidad de las conversaciones durante las comidas. Desde alguna de las mesas se puede ver el horno de arcilla en el que se realizan alguna de las preparaciones al tiempo que se observa cómo realizan el corte de las piezas de carne que luego se sirven. El servicio es muy agradable y competente, rápido y eficiente, el menú que se sirve ofrece cantidades óptimas y excelente preparación y presentación. La acústica es muy buena y la terraza tan bien equipada que parece imposible que pudiese lograrse un espacio tranquilo al estar situada junto a las vías del tren. Finalmente decir que la limpieza es exquisita y que la relación calidad-precio-servicio inmejorable.

Estuve este finde semana allí. Llegue a ellos por las reseñas y fue todo un acierto. La relación calidad-precio es inmejorable, todos los platos ricos, a ninguno se le pudo poner un “pero” a pesar que pedimos muy variado en la mesa. Pero mención especial al servicio, personas amables y profesionales. Me dejé aconsejar en cuanto a la ubicación de la mesa y no pudimos estar mejor. Volveremos seguro!!!

Grata sorpresa la de este restaurante. Ubicado en la antigua cantina de la estación de San Lorenzo del Escorial (al pie de la vía), el local ha sido remozado dejando un amplio salón comedor con decoración sencilla que resulta muy acogedor. Tanto la iluminación como una música tenue contribuyen a crear un ambiente magnífico para cenas en pareja. El servicio, de lo mejor que he visto en los últimos tiempos. Rápido, atento y amable. En cuanto a la comida, productos de mercado de buena calidad elaborados y presentados de forma más que correcta. Buen detalle los aperitivos servidos mientras traían los platos. Las alcachofas confitadas a la plancha estaban espectaculares (algo pasadas de sal) y el bacalao Skrey al pil-pil fue algo mágico. Carta de vinos concisa pero suficiente y con posibilidad de pedir botellas de formato pequeño (375-500 ml). Buen surtido de postres. Para volver.

Ya había comido aqui un asado a la carta y me encantó el restaurante, esta vez he ido a comer el menú del día, lo que ellos llaman el menu ejecutivo y aunque su precio es alto para un menu del día, lo cierto es que es como comer a la carta, son 4 primeros y cuatro segundos a cada cual mejor y una extensa carta de postres caseros, aunque en mi caso que elegí el tiramisú como especialidad, no me gustó, lo vi muy industrial aunque digan que es casero. Los callos con garbanzos de primero buenisimos, poca cantidad como a mi me gusta pero bueno y el entrecot de segundo muy bueno también. Totalmente aconsejable.