Restaurante Arbichera

La comida sigue siendo espectacular, pero... han dejado de hacer los menús especiales y sólo sirven a la carta. Hace dos años comimos el menú arroz con bogavante por 25€ por persona, pero este año nos han cobrado 32€ por persona sólo por el arroz, con vino y postres se nos a 120€. No quiero decir que no lo valga, porque el arroz con bogavante es de otro planeta, pero por ese precio y en la misma zona tenemos otras opciones más económicas. Recuerdo el local lleno hasta arriba y en esta ocasión no lo estaba. Puede ser que les compense tener menos clientela y ganar lo mismo.

La verdad que probamos suerte ya que está a las afueras del pueblo, y fue un acierto. La ensalada sabrosa, los chopitos crujientes y sin chorrear aceite, al igual que los calamares en tinta que fueron todo un acierto. No nos atrevimos con el cachopo pero los de al lado sí, y la verdad que tenía una pinta estupenda. Llamanos poco antes para reservar por lo que nos tocó una mesa fuera cerca de la ventana de la cocina, fue la única que pega porque el servicio fue muy atento.

Buen sitio. Las raciones son muy abundantes, sabrosas y elaboradas. Muy buena relación calidad precio. La única pega, es que no tienen ni menús del día ni menús degustación. Y bueno, después de dejar casi 50€ por barba, aunque invitarán a un café o chupito, pues no estaba demás. Aunque esto último ya es opinión personal, que hay mucho ofendidito con estos temas.

El lugar no es nada del otro mundo, en cuanto a decoracion se refiere, la comida esta buena, la ensalada de la casa me esperaba algo no tan simplon, pero estaba buena,pedimos zamburiñas que las recomiendo, grandes, bien hechas y deliciosas, pedimos para finalizar chuleton de ternera que pedimos poco hecho, y nos trajeron una suela de zapato, pero que comunicamos al personal, y nos resolvieron el problema en un momento. Personal agradable y resolutivo, la verdad lo recomiendo tras ver el palacio de salges.

Hemos comido aquí por casualidad y ha sido una grata sorpresa: todo estaba espectacular y el trato fenomenal. La camarera, Judith, súper atenta, y tiene todo bajo control. La fabada buenísima, una ración para campeones. Y el rodaballo divino, se nota que es salvaje, de la zona. Un acierto! Muy recomendable!