El Gallinero

Restaurante que intenta fusionar distintos platos de cocinas diferentes ligeramente adaptados. Funciona bien para acercarse a alguno de ellos como los ceviche peruano, pero faltando un punto para ser similares. La calidad del pescado es diverso, desde alguno fresco a otros congelados. Destaca el magret de pato que tiene una textura muy buena y muy buen sabor. En los postres destaca el lemon pue con un merengue de limón en su punto. El precio es un poco elevado para la calidad, pero el servicio es rápido y eficiente.

Espectacular local, es de esos lugares en los que se está a gusto y no te irías nunca ❤️ La primera sensación al entrar es muy agradable, la decoración e iluminación son muy acertadas. De primeras ya lo tiene todo ganado. Tiene una carta espectacular, todo lo que probamos estaba buenísimo. La atención por parte de su equipo es impecable y son muy rápidos y efectivos. En el piso de abajo tienen una sala de fiestas espectacular que se puede alquilar. Equipada con cabina de dj, sofás y una barra de coctelería. Disponen de terraza con algunas mesas en el exterior.

Agradable sorpresa! Encontrar un restaurante de este nivel y calidad en pleno centro de Barcelona ha sido todo un descubrimiento!! El ambiente es sobrio y elegante, buena música. Aunque hay gente la acústica es agradable, hay espacio y se puede conversar. La atenció estupenda y amable. Los precios calidad y oferta de otros lugares cerca, imperdible! Y el sabor de la comida🌟 se nota los productos de cercanía y su calidad. Volveremos!

Nos sorprendió gratamente éste lugar! La carta tiene platos típico, pero bien elaborados. Hicimos un pica pica, y todos los platillos estaban realmente sabrosos. Las patatas de los huevos rotos nos parecieron caseras, cosa que se agradece muchísimo. Las verduras tenían un sabor exquisito, los mejillones también eran de calidad... en resumen, las elaboraciones muy bien hechas. El personal fue muy amable y el local es muy acogedor

El sitio muy bonito, con buena ubicación. Restaurante muy amplio, bien decorado y tranquilo. Los precios equivalen a la calidad. El vino también es bueno y se sirven en unas copas muy bonitas. Hemos pedido para compartir unos huevos rotos con jamón ibérico que sin duda vale la pena probarlos. Meloso de ternera y pasta di mare. La comida muy buena y se deshace en la boca, aunque la pasta tenía un sabor muy intenso a vinagre, es lo único que no me gustó de la comida. Creo que les ha faltado de valorar un poco más la salsa. Los baños son amplios, separados y tienen toallitas de papel para secar las manos. Lo que no me gustó es que falta un poco de intimidad porque las puertas tienen grandes cristales tintados por las que ves siluetas de las personas y como para mí eso intimida. La verdad son detalles irrelevantes y no tienen gran influencia mala al valorar el sitio, pero me ha faltado la atención al entrar, cuando no nos ha recibido nadie, y al terminar con la comida, nadie durante tiempo se acercó a la mesa para retirar los platos y preguntar por cafés, me tenía que levantar yo para decirlo. Por la atención y pasta una estrella menos.