La Bottega Di Lapio

DE PELÍCULA… Pocas veces he sentido un trato tan familiar y desvivido como en este establecimiento. Llegamos un grupo de 4 amigos y, desgraciadamente todas las mesas de la terraza estaban ocupadas, menos una que estaba reservada. Al ocuparse esta última, el hombre que parecía el jefe no dudó, pese a ir en muletas, en traer una mesa desde lo más recóndito del local. La mesa no estaba en excelentes condiciones, pero eso añadió más diversión aún a la cena y, por supuesto, no eclipsó el esfuerzo por parte del gerente que, de repente, se convirtió en nuestro mejor amigo. La comida? Espectacular! A destacar el enorme tamaño de las pizzas al más puro estilo napolitano, de 40 cm… tuvieron que venir unas amigas a terminarlas… Pedimos tiramisú de postre… de locos. Y para rematar, el encargado nos organizó una cata de licores cortesía de la casa… Tengo unas ganas de volver…