Candelecho Charcoal Grill

Uno de los mejores restaurantes venezolanos en Barcelona, con el sabor criollo de nuestra carne. Primero decir que la atención por parte de Gaby es inmejorable. Siempre atenta y con buena disposición, no importa las circunstancias. Segundo, la comida por parte del chef. Exquisita y en su punto. Me recuerda mucho al sabor de un restaurante especializado en carnes, en Caracas, que se llamaba Don Sancho, en El Rosal. Las entradas que he comido y recomiendo DEMASIADO son el queso Provolone que es la gloria y los tequeños. También el pan con ajo sabe como a casa. Como esos que te ponen en los restaurantes de Caracas. Iré más seguido para pedir más entrantes. De segundo he pedido la punta trasera; el entrecot; y la parrillada (días diferentes). Todo lo que he probado en cuestión de carnes es de calidad. Se nota que tienen a un muy buen proveedor de materia prima. Acompañamiento de patatas fritas que estaban buenísimas y de una mazorca, que estaba fresca y crujiente al paladar. Son mis guarniciones favoritas. Y los postres, solo te digo que hagas espacio para la chicha. Vale muchísimo la pena. Pagas por la calidad del producto: jugoso, tierno, con sabor y cocinado ante tus ojos (la cocina es transparente). No es carne congelada ni nada congelado. Es del día. Un buen acompañante es la cerveza Turia. Está riquísima. quieres comer la mejor carne, no dudes en ir a Candelecho. P.D. He llevado a un amigo catalán, varias veces, y él mismo dice que es una de las mejores carnes que ha comido.

¡Fantástico lugar! Me hizo sentir en casa comiendo esa rica parrilla con la guasacaca súper fresquita, las patatas en su punto y las hallaquitas son ¡una delicia! Las mojé con la guasacaca. Fui para el cumpleaños de mi novio japonés y quería demostrarle una buena parrilla venezolana y definitivamente le encantó ¡gracias Candelecho por representar muy bien nuestros platos! El personal es muy muy muy exageradamente bellísima ente amable, buscaron en japonés como se dice feliz cumpleaños a mi novio y se lo han colocado en los tequeños. ¡Los adoro!