Restaurante Aguatinta

En una celebración familiar íntima, nos reservaron un espacio en una sala exclusiva. Un servicio excelente; cercano, profesional, atento y muy agradable. La comida, simplemente exquisita. Las variedades estaban muy bien seleccionadas. Bien de proporción, presentación y sabores de contrastes excitantes. El postre de tarta de queso fue una genial guinda. Si Aranjuez se merece un finde de paseo, Aguatinta se merece sin duda un buen almuerzo o cena.

Este restaurante es una experiencia gastronómica. Los platos y sus maridajes sorprenden el paladar. La presentación de los platos es hermosa. Los mejores callos que he probado y la carta debpostres tentadora. El ambiente es muy agradable, música de fondo que le da un toque de sofisticación y decoración moderna. Vale la pena conocerlo.

Local muy agradable, un poco ruidoso y no hay mucho espacio (aunque en la mesa hay amplitud suficiente). Excelente la comida, sobretodo los primeros platos. Recomendada especialmente la ensaladilla rusa de lubina estilo aguatinta, riquísima y muy sorprendente, no es lo que en principio se espera con el nombre "ensaladilla rusa", ya que es una mezcla homogénea, pero nos gustó mucho a todos. Lo único que nos defraudó un poco fue la ensalada de perdiz, que tiene mucha perdiz y buen sabor pero echamos de menos el jugo del escabeche, supongo que no estaba por cuestión estética pero ya digo que fue el único fallo. Con vino, postres y café salimos a algo más de 50€ por persona, así que barato no es, pero la calidad lo merece. Como empezamos a comer a las 15h, debíamos ser el último turno y muchos platos de la carta (que es muy amplia) estaban agotados, así que mejor empezar más pronto. Hay que decir que como los platos "suplentes" nos gustaron mucho, los "titulares " debían ser de escándalo.

Todo lo que probamos estuvo muy bien preparado. Una ensalada de tomates muy ricos, enorme, con ventresca y pimientos, fue un buen entrante. Diría que tiene que mejorar el aliño, pero ¡mantengan las cantidades! La ensaladilla con lubina también muy bien elaborada y una cantidad muy razonable. El morrillo de atún muy recomendable, una sorpresa en el menú. El patio en que estuvimos, cubierto, muy cómodo, con un ruido moderado, lo cual se agradece en los restaurantes españoles, aunque mejorable la disposición y decoración. La atención muy buena, siempre atentos y cordiales. Es un sitio para volver,