Aromas Cristina Ulla

Un local pequeño, pero acogedor. Un servicio impecable. Cristina super amable y muy agradable en sus explicaciones. La comida sensacional. Platos innovadores, pero respetando el producto y el sabor. La carta la renueva cada cuatro meses. Espectacular el pulpo. Muy bueno el cochinillo sobre brioche. La carrillada o los raviolis. Los postres muy ricos. Probamos la tarta de queso y la torrija, de las mejores que he probado. Sin duda, un lugar distinto y original en la gastronomía almeriense, y a muy buen precio. Recomendable cien por cien.

Una cocina excelente, mezcla de sabores intensos. Calidad y cantidad. Carta reducida que cambia cada cuatro meses y la de vinos más reducida aún, pero no importa, dada la calidad de la comida. Muy pocas mesas, así que el ambiente es acogedor y el servicio muy personalizado. Atiene personalmente Cristina, con total dedicación.

Comida elaborada, en cantidad y bien de precio es una combinación difícil de ver pero en contadas ocasiones se da y aquí es dónde la puedes encontrar. Acudimos a cenar y pensando que, al tratarse de un restaurante con nombre de chef, los platos serían literalmente grandes y vistosos pero con poco contenido, íbamos a pedir los cuatro platos principales. La camarera nos dijo que era demasiado, por lo que seguimos su recomendación pidiendo finalmente dos entrantes (brioche de res y pan bao tierra-mar) y dos principales (presa y bacalao). La verdad que todo muy bueno y con bastante cantidad, sobre todo los principales. Para rematar la velada "postreamos" la tarta de queso (obviamente para compartir porque daba de sobra para los dos). Verdaderamente fue una experiencia muy grata. Si tengo que poner alguna pega sería el precio del tinto de verano, caro para ser un simple tinto. En general, recomiendo venir a este buen restaurante y probar su cocina. Aconsejo ir a mediodía para que te eches una buena siestecita después.

Una muy grata sorpresa el descubrimiento de este local. Acogedor y sobrio, ofrece una carta de paltos limitados, lo que es un acierto, y con variantes adaptadas a celíacos y demás intolerancias alimentarias, lo que es de agradecer. El servicio profesional y la relación calidad precio de sobresaliente. Volveremos.

Restaurante con capacidad para unas veinte personas, no posee terraza solo salón interior. Carta pequeña pero que cambian cada tres meses. Platos elaborados con terminaciones variadas aunque alguno deben de perfilar algo más como el de la presa. Atención profesional y cordial. Fácil aparcamiento y acceso sillas de ruedas. Cocina preparada para celíacos y alérgicos al gluten.