Restaurante Mesón Marinero

Estuvimos comiendo cuatro personas y nos sorprendió gratamente, encontramos este restaurante en el barrio de San Gabriel. Comimos unos chipirones, marinera y croquetas muy buenas. Para terminar, rodaballo y corvina al horno. Estaba todo muy bueno, volveremos. Por poner un pero, las sillas no son muy cómodas, ya que las mesas de mármol son bastante altas.

Magnífico lugar para comer pescado fresco, el cual visitamos cuando vamos por Alicante. Se encuentra en un barrio costero, apartado del centro: San Gabriel. Barrio indudablemente muy relacionado con el mar que está a los pies de sus cuestas. Este lugar, al parecer ya presente hace muchos años con el formato del Mesón clásico, se adaptó con la siguiente generación a los actuales gustos, dejando un comedor amplio y único, de techo alto donde no se forma barahúnda y que permite una conversación agradable entre los comensales. La comida es notable en cuanto a los entrantes: ensaladas de tomate, mejillones mediterráneos, o tabla de quesos, muy bien presentados, pero alcanza el sobresaliente cuando te aconsejan y sirven alguno de los pescados que adquieren en lonja. A lo largo de estos años hemos probado besugos o corvinas magníficos, pero ha sido con los pescados menos habituales para nosotros, como el dentón o la urta, cuando hemos quedado impresionados por la fuerza de su sabor, estando cocinados a la espalda con un magnífico punto para conseguir que sigan jugosos mientras se disfruta de esa explosión de sabor a mar en tu paladar que tan bien evocan estas piezas de gran tamaño (para 4 o más personas) Y el remate de los postres como el tiramisú, te revela que entre sus cocineros/as hay gente con gran gusto y su buen arte. Seguiremos volviendo

Hoy hemos probado el restaurante por primera vez, lo teníamos cerca de casa y nunca habíamos venido, ha sido un gran descubrimiento. Muy atentos, rápidos y educados. Todos los platos muy bien elaborados y de gran calidad. Sin duda un muy buen restaurante para repetir y sorprender a los amigos. En resumen: atención, ambiente y comida, excepcionales. El precio contenido para la calidad del género y su elaboración.

Enamorado de este sitio. Me gustaron todos los platos que pedí, tiene una variedad de pescados que no sabes cuál elegir y te dan ganas de volver para probarlos. El rodaballo hace que salgas de allí volando y las croquetas no sé como las hacen pero son pura magia, un 10. Para los que son más de pescado que de carne como yo, parada obligatoria.

La comida estupenda, tanto los entrantes como el plato principal. Cocinan el pescado, siempre fresquísimo y de la mejor calidad, con tal maestría que hasta mojas la salsa aunque estés lleno. Pongo un 4 en ambiente porque es un local muy ruidoso. Los camareros muy atentos y simpáticos. También tienen una buena y amplia carta de vinos.