Casa Julio

Decidimos reservar para comer un domingo al medio día, un grupo de 11 personas porque nos habían recomendado el sitio. Queríamos probar los arroces típicos de allí. Pedimos como entrantes unas zamburiñas y unas croquetas. Todo estaba muy rico de sabor. Destacar el arroz negro, que fue el que más nos gustó. El servicio fue bastante bien, aunque no tuvieron demasiado cuidado con el tema intolerancias (gluten). Pedí un postre y me ofrecieron un flan, que erróneamente acompañaron con un mikado que sí tiene gluten. Indicar que no tienen mucha variedad en la carta.

Nos recomendaron este restaurante y nos gustó mucho. Habíamos estado otras veces en Alicante y no habíamos comido un buen arroz al horno. Aquí nos pareció muy bueno, con muchísimo sabor. Pedimos un menú de 35€ por persona y degustamos una tosta con una anchoa, ensalada alicantina, calamares, el arroz al horno, una mega torrija y un cramble de manzana con helado. Todo muy bueno y muy buena atención.

La impresión ha mejorado con relación a la última vez. Un entorno menos ruidoso, aún a pesar de estar el restaurante prácticamente lleno, un vino blanco más frío de lo habitual y un buen servicio y acogida, hacen que junto a un buen producto y elaboración, la experiencia haya sido muy positiva. En resumen, el marco inmejorable, con el mar de fondo y con un espejo donde se refleja el mar, que permite a toda la mesa disfrutar del mismo paisaje; la comida en su punto: primeros, arroz (un pelin salado) y postres; acompañado por un buen servicio, hacen de Casa Julio un sitio de Referencia. Relación calidad precio en línea de un primera línea de playa.

Llegamos al local a partir de una recomendación. Si bien es complicado conseguir sitio en pleno mes de agosto (es recomendable reservar con bastante antelación), merece la pena la espera. Disfrutamos de un delicioso arroz del senyoret en primera línea de playa. Muy recomendable si buscas productos de calidad en la playa de San Juan.

Uno de los mejores arroces de Alicante. Pedimos un menú de 30 euros cada comensal, y el arroz tenía que ser el mismo para todos. Pedimos un arroz negro, buenísimo. Sobró casi dos raciones que te las ponen para llevar. Los camareros muy majos y atentos, y nos pusieron en la terraza, que al ser noviembre estaba tapada con una lona de plástico , por lo que no hace nada de frío y sigues viendo el mar. Hay que reservar con bastante antelación, ya que está siempre lleno. De postre pedimos tarta de zanahoria, que es de las mejores que he comido y una torrija, muy muy buena y abundante. Repetiremos