Cienfuegos

Decoración muy agradable, atmósfera acogedora y refinada. Se nota que el local está hecho con gusto y criterio. Excelente la amortiguación acústica. Los platos, sin embargo, los he encontrado desiguales: el carpaccio de pez mantequilla: preciosa presentación, delicado y delicioso. Las croquetas de chipirones: presentación ramplona, masa muy seca y basta con mucha tinta y poco chipirón, acompañadas de una mayonesa de sabor industrial que no aporta nada. Empanadilla de rabo de toro: bien frita, pero sin gracia ninguna, como la harías tú en casa, igualmente acompañada de mayonesa industrial (esta de color parduzco) con una absurda frambuesa en lo alto. Ceviche de corvina: absolutamente insípido, aunque el pescado está bien marinado, pero se echa en falta toda la potencia del cilantro y la lima. Decepcionante. Es probable que, al ser una carta tan larga y variada, sea difícil mantener uniformidad en la calidad, elaboración y presentación de los diferentes platos. Y es probable que yo no haya sabido elegir los mejores de la carta. Una lástima.

Cenamos en el restaurante y la experiencia estupenda. Pedimos ensaladilla rusa y croquetas de entrantes y estaban espectaculares. Tomamos un steak tartar que nos elaboró Eduardo en la mesa. He de decir que de los mejores que he probado nunca! El restaurante precioso y el servicio súper amable y profesional. Nunca defraudan!

Sencillamente espectacular. Cocina tradicional elaborada con muy buen gusto y con cositas modernas. Platos de siempre, platos de ahora, salones espectaculares, servicio casero y profesional. Sabores muy conseguidos, costillares asados en su punto perfecto, pescados tratados con cariño, y de fondo, al jefe de sala, haciendo un steak tartar como mandan los cánones.